¿Qué es más caro, los brillantes o diamantes?

Diamantes vs. Brillantes: Desmitificando el Precio

La eterna pregunta que ronda la joyería: ¿son los brillantes más caros que los diamantes? La respuesta, aunque aparentemente sencilla, requiere una comprensión más profunda de los factores que determinan el valor de estas gemas.

La realidad es que un brillante es un diamante. La confusión surge porque “brillante” no se refiere a un tipo de piedra, sino a un tipo de corte específico. Es decir, la palabra “brillante” describe la forma en que un diamante ha sido tallado para maximizar su brillo y refracción de la luz.

El corte brillante, en sus diferentes variaciones (redondo, princesa, oval, etc.), es uno de los cortes más populares y buscados debido a su capacidad para realzar la belleza natural del diamante. Sin embargo, la denominación “brillante” por sí sola no implica un mayor valor intrínseco.

Entonces, ¿qué determina el precio de un diamante, ya sea con corte brillante o con cualquier otro corte? La respuesta reside en las famosas 4C:

• Quilates (Carat): Se refiere al peso del diamante. A mayor peso, generalmente mayor precio, aunque esta relación no es lineal.
• Color: Se refiere a la ausencia de color en un diamante blanco. Cuanto más incoloro sea, mayor valor tendrá. La escala de color va desde la D (incoloro) hasta la Z (amarillo claro o marrón).
• Claridad (Clarity): Se refiere a la ausencia de inclusiones (imperfecciones internas) y manchas (imperfecciones superficiales). Cuanto más limpio sea el diamante, mayor valor tendrá.
• Corte (Cut): Aquí es donde entra en juego el “brillante”. El corte se refiere a las proporciones, simetría y pulido de la piedra. Un corte bien ejecutado maximiza el brillo, el fuego y el centelleo del diamante.

En resumen:

Un diamante con corte brillante puede ser más o menos costoso que un diamante con un corte diferente (como esmeralda, pera, marquesa, etc.), dependiendo de la combinación de las 4C. Por ejemplo:

• Un diamante con corte brillante, con pocos quilates, color amarillento y baja claridad, podría ser menos costoso que un diamante con corte esmeralda, de alto quilataje, color impecable y claridad excelente.
• Por otro lado, un diamante con corte brillante, de gran tamaño, incoloro y con alta claridad, podría ser significativamente más caro que un diamante con corte princesa, de menor tamaño, color ligeramente amarillento y menor claridad.

La clave para comprender el precio de un diamante reside en analizar las 4C en su conjunto y, por supuesto, en consultar con un gemólogo experto para obtener una valoración precisa y transparente. No se deje llevar únicamente por la denominación “brillante”, sino que investigue a fondo las características específicas de cada piedra para tomar una decisión informada.