¿Qué va primero, aceite o sérum?

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Tras limpiar el rostro, aplica primero el sérum para potenciar la absorción de los productos posteriores. Luego, usa el aceite facial adecuado a tu tipo de piel o mézclalo con tu crema hidratante para una mayor nutrición.

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El Dilema de Belleza: ¿Aceite o Sérum? El Orden Perfecto para una Piel Radiante

En el fascinante universo del cuidado de la piel, la rutina facial se ha convertido en un ritual que demanda precisión y conocimiento. Entre los múltiples productos que conforman esta rutina, el sérum y el aceite facial ocupan un lugar destacado. Sin embargo, la pregunta que a menudo surge es: ¿cuál debe aplicarse primero? La respuesta, aunque aparentemente sencilla, tiene implicaciones importantes para la efectividad de nuestra rutina y la salud de nuestra piel.

La clave para entender el orden correcto radica en comprender la textura y función de cada producto. Generalmente, se aplica primero lo más ligero y acuoso, permitiendo que penetre profundamente en la piel, y luego lo más denso y oclusivo, que sella la hidratación y potencia los beneficios de los productos aplicados previamente.

El Sérum: El Caballo de Batalla de la Rutina

Los sérums son concentrados de ingredientes activos diseñados para abordar problemas específicos de la piel, como arrugas, manchas, deshidratación o falta de luminosidad. Su textura ligera y acuosa les permite penetrar en las capas más profundas de la piel, entregando eficazmente sus potentes ingredientes.

Por lo tanto, después de la limpieza facial, el sérum debe ser el primer producto en aplicarse. Piensa en tu piel como una esponja. Una vez limpia, está lista para absorber la mayor cantidad de ingredientes beneficiosos posible. Aplicar el sérum primero maximiza su absorción y eficacia.

El Aceite Facial: El Toque Final Nutritivo

Los aceites faciales, por otro lado, son emolientes y oclusivos, lo que significa que crean una barrera protectora en la superficie de la piel, previniendo la pérdida de agua transepidérmica y nutriendo la piel con ácidos grasos esenciales. Su textura es más densa y rica que la de un sérum.

Aquí es donde entra el aceite facial. Tras la aplicación del sérum, y una vez que éste ha sido absorbido por la piel, el aceite facial actúa como un sello, reteniendo la hidratación y los ingredientes activos del sérum, y aportando sus propias propiedades nutritivas y protectoras.

Personaliza tu Rutina: Consejos Adicionales

  • Tipo de piel: La elección del aceite facial debe basarse en tu tipo de piel. Las pieles grasas pueden optar por aceites ligeros como el de jojoba o rosa mosqueta, mientras que las pieles secas se benefician de aceites más ricos como el de argán o aguacate.
  • Combinación con crema hidratante: Si tu piel necesita una dosis extra de hidratación, puedes mezclar unas gotas de aceite facial con tu crema hidratante habitual antes de aplicarla.
  • Observa tu piel: La regla general es sérum antes del aceite, pero la piel de cada persona es única. Experimenta y observa cómo reacciona tu piel para determinar el orden que mejor se adapte a tus necesidades.

En conclusión, el orden correcto es: limpieza, sérum y luego aceite facial. Siguiendo este protocolo, te aseguras de que cada producto pueda cumplir su función de manera óptima, maximizando los beneficios para una piel saludable, radiante y protegida. ¡Dale a tu piel el cuidado que se merece!