¿Cómo se llama el supercontinente que existió?

2 ver
Wegener, padre de la deriva continental, acuñó en 1912 el nombre Pangea, que significa toda la tierra. Inicialmente concebida como una masa continental en forma de herradura, abrazando el ecuador, Pangea configuraba un único supercontinente.
Comentarios 0 gustos

Pangea: El Supercontinente Perdido y el Legado de Wegener

La historia geológica de nuestro planeta está escrita en las rocas, y una de las páginas más fascinantes es la existencia de Pangea, el supercontinente que dominó la Tierra hace millones de años. Mucho antes de que la distribución actual de continentes fuera una realidad, una única y enorme masa terrestre albergaba toda la vida conocida. Su descubrimiento y posterior reconstrucción constituyen un triunfo de la ciencia, un viaje fascinante a través del tiempo geológico liderado por la visión audaz de un científico visionario: Alfred Wegener.

Fue en 1912 que Wegener, padre de la teoría de la deriva continental (una teoría que posteriormente evolucionaría a la tectónica de placas), acuñó el nombre “Pangea”. Derivada del griego “pan” (todo) y “gea” (Tierra), la palabra evoca perfectamente la naturaleza del supercontinente: una sola Tierra. A diferencia de algunas reconstrucciones posteriores, la concepción inicial de Wegener presentaba a Pangea no como un bloque compacto, sino como una masa continental en forma de herradura, una especie de gigantesca “C” que abrazaba el ecuador terrestre.

Esta imagen inicial, aunque ha sido refinada con el avance de la tecnología y nuevas evidencias geológicas, ya apuntaba a una verdad fundamental: la existencia de un único supercontinente. La forma de herradura sugería una disposición específica de los continentes que, a simple vista, parecen inconexos hoy en día. Wegener observó la sorprendente correspondencia entre las líneas costeras de continentes aparentemente distantes, así como la coincidencia de formaciones geológicas y fósiles en regiones actualmente separadas por océanos. Estos paralelismos sirvieron como pilares de su teoría, proporcionando evidencia convincente de la conexión pasada entre las masas terrestres.

La reconstrucción de Pangea, lejos de ser un proceso simple, ha sido un esfuerzo colaborativo de generaciones de geólogos y científicos. Mediante el estudio de las rocas, los fósiles, las estructuras geológicas y, crucialmente, la paleomagnetismo (el estudio del magnetismo antiguo registrado en las rocas), los científicos han conseguido no solo confirmar la existencia de Pangea, sino también reconstruir, con una precisión cada vez mayor, su configuración, su fragmentación gradual y la deriva de los continentes resultantes hasta su configuración actual.

En resumen, Pangea representa un hito crucial en la comprensión de la dinámica terrestre. Su nombre, acuñado por Wegener, se ha convertido en sinónimo de un pasado geológico fascinante y una prueba irrefutable de la movilidad de la corteza terrestre, un proceso que sigue modelando nuestro planeta en la actualidad. La historia de Pangea no es solo la historia de un supercontinente, sino también la historia del ingenio científico y la búsqueda incansable de respuestas a las grandes preguntas sobre la Tierra que habitamos.