¿Cuándo entra la Luna menguante en el mes de diciembre?

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En diciembre, la Luna alcanzará su fase menguante el día 22 a las 23:18 horas. A partir de entonces, su visibilidad disminuirá gradualmente, precediendo a la Luna nueva del 30 de diciembre, completando así su ciclo lunar.

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La Luna Decreciente de Diciembre: Un Descenso Luminoso Hacia el Fin de Año

El mes de diciembre, con su atmósfera cargada de preparativos navideños y reflexiones de fin de año, también nos ofrece un espectáculo celeste particular: el cambio constante de las fases lunares. Y entre esas fases, la menguante adquiere un significado especial, como un recordatorio del ciclo inevitable del tiempo y la luz.

Este diciembre, la Luna menguante comenzará su danza descendente el 22 de diciembre a las 23:18 horas (horario peninsular español). En ese preciso instante, la Luna, que habrá estado creciendo en luminosidad durante la primera mitad del mes, alcanzará su punto máximo de plenitud y comenzará a declinar, a ceder terreno a la oscuridad.

Pero, ¿qué implica este cambio? Más allá del dato astronómico, la Luna menguante representa visualmente la reducción gradual de la luz lunar. Cada noche, a partir del 22, observaremos cómo la parte iluminada de la Luna se hace progresivamente más pequeña, dibujando una curva en el cielo que nos guía hacia la Luna Nueva.

Esta disminución de la luz no es un mero fenómeno visual. Tradicionalmente, la Luna menguante se ha asociado con la introspección, la liberación y la finalización de ciclos. Es un momento propicio para reflexionar sobre lo que queremos dejar atrás, para soltar lo que ya no nos sirve y para prepararnos para un nuevo comienzo.

La fase menguante en diciembre nos brinda una oportunidad para hacer una pausa antes de la vorágine navideña y el cierre del año. Es un tiempo para la calma, la meditación y la preparación para la energía renovadora de la Luna Nueva.

Finalmente, la Luna menguante de este diciembre culminará con la llegada de la Luna Nueva el 30 de diciembre, completando así un ciclo lunar completo y abriendo las puertas a un nuevo año lleno de posibilidades. Estemos atentos al cielo, porque en la danza de la Luna, encontramos reflejos de nuestros propios ciclos y ritmos internos. La gradual despedida de la luz lunar en la menguante nos invita a abrazar la oscuridad, no como un final, sino como la preparación para un nuevo amanecer.