¿Cuánto dura la luna llena de octubre de 2024?

La efímera gloria de la Luna Llena de Octubre 2024: Un instante de esplendor

La noche del 17 de octubre de 2024 será testigo de un evento astronómico de fugaz belleza: el momento cúspide de la luna llena. A diferencia de la impresión que podemos tener de una luna llena que permanece brillante durante toda la noche, la realidad es que su máximo esplendor, ese instante en el que refleja la luz solar con mayor intensidad, es sorprendentemente breve. En el caso de la luna llena de octubre de 2024, este pico de luminosidad se alcanzará con precisión a las 13:26 horas (hora universal coordinada, UTC).

¿Cuánto dura entonces este momento de máxima plenitud lunar? En realidad, la duración es imperceptible para el ojo humano. El instante preciso de la luna llena, definido como el momento en el que el sol, la Tierra y la luna se alinean perfectamente, es un punto en el tiempo. Si bien la luna parecerá llena durante varios días alrededor del 17 de octubre, la diferencia entre la fase de luna llena en su momento álgido y las horas previas y posteriores es mínima, apenas apreciable sin instrumentos de precisión.

Es importante destacar que la percepción de la “duración” de la luna llena está influenciada por nuestra observación terrestre. Desde nuestra perspectiva, la luna parece llena durante aproximadamente tres días: un día antes del momento preciso, el día de la luna llena y un día después. Sin embargo, esta percepción se debe a la gradualidad de los cambios en la fase lunar, no a la duración del momento exacto de plenitud.

Por lo tanto, mientras que la experiencia de contemplar la luna llena de octubre de 2024 será una experiencia de varios días, el instante de su máximo esplendor, ese punto culminante del ciclo lunar, durará tan solo un fugaz momento, un instante precioso que quedará grabado en la memoria de quienes lo observen, recordándonos la belleza efímera y la precisión matemática del universo. Aprovechemos entonces este evento para levantar la mirada al cielo y maravillarnos con la danza cósmica de la Tierra y su satélite natural.