¿En qué se diferencian los minerales de los minerales?

La sutil diferencia entre mineral y mena: más que una cuestión de valor

A menudo se utilizan los términos “mineral” y “mena” indistintamente, generando confusión. Si bien ambos están relacionados con la composición de la corteza terrestre, presentan una diferencia crucial: el valor económico. Un mineral es una sustancia inorgánica natural, sólida, con una composición química definida y una estructura cristalina ordenada. El cuarzo, la pirita o la halita son ejemplos claros de minerales. Su existencia se rige por procesos geológicos, independientemente de su utilidad para el ser humano.

La mena, en cambio, es un tipo específico de roca que contiene uno o más minerales en concentraciones suficientemente elevadas como para que su extracción resulte rentable. Es decir, la mena no es un tipo de sustancia en sí misma, sino una categoría económica aplicada a un conjunto de minerales. La misma roca que contiene un mineral podría ser una mena en un lugar y una roca común en otro, dependiendo de la concentración del mineral valioso y los costos de extracción.

Imaginemos una veta de roca que contiene oro. Si la concentración de oro es muy baja, dispersa entre otros minerales, la roca se considera simplemente una roca que contiene oro, no una mena de oro. Sin embargo, si la concentración es significativamente alta, la misma roca pasa a ser una mena de oro, ya que su extracción y procesamiento se vuelven económicamente viables. Este umbral de rentabilidad es dinámico y depende de factores como el precio del mercado del metal, la tecnología de extracción, los costos laborales y los aspectos ambientales.

Por lo tanto, la diferencia clave reside en la aplicabilidad económica. Un mineral es una entidad geológica; una mena es una entidad geológica con un valor económico añadido. No todas las rocas que contienen minerales valiosos son menas, sólo aquellas en las que la concentración de dichos minerales justifica la inversión en su explotación. Esta distinción es fundamental en la minería, donde la identificación y evaluación de las menas son cruciales para la viabilidad de un proyecto. La misma roca puede pasar de ser una simple roca a convertirse en una mena aurífera, por ejemplo, con un cambio en el precio del oro o en el avance tecnológico que permita una extracción más eficiente.