¿Qué país tiene 24 horas de Sol?

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No existe ningún país con 24 horas de sol continuamente. Noruega, en el círculo polar ártico, experimenta un periodo de sol de medianoche, es decir, el sol no se pone durante algunas noches del verano.
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El Mito del Sol Continuo: ¿Existe un país con 24 horas de sol?

La idea de un país con 24 horas ininterrumpidas de sol, una tierra bañada eternamente por la luz dorada, es un atractivo y romántico imaginario. Sin embargo, la realidad astronómica es inmisericordemente pragmática: no existe ningún país con tal privilegio.

Es cierto que en determinados lugares, y durante periodos específicos del año, el sol parece no ocultarse. Este fenómeno, común en latitudes altas, se conoce como “sol de medianoche”. Este peculiar efecto no implica 24 horas continuas de sol, sino un periodo de tiempo notablemente prolongado sin ocaso.

Noruega, asentada en el Círculo Polar Ártico, es un ejemplo perfecto para ilustrar este concepto. Durante el verano ártico, el sol se mantiene visible durante un periodo considerable, incluso por encima del horizonte durante la noche. Este es el fenómeno del sol de medianoche. No obstante, la observación de un horizonte sin oscuridad absoluta no significa que haya luz diurna continua, y en ningún momento del día la sombra desaparece por completo. La inclinación de la Tierra en relación al sol es la responsable de este llamativo efecto.

En otras palabras, mientras que en verano se observa un periodo prolongado de luz, hay variaciones en la intensidad lumínica y la posición del sol en el cielo, como cualquier otro día. La luz del sol nunca permanece ininterrumpida durante 24 horas.

La mitología y la fantasía a menudo idealizan lugares con luz continua. Sin embargo, la realidad astronómica es clara: la rotación de la Tierra, la inclinación del eje terrestre y el movimiento orbital alrededor del sol imponen límites a la luz diurna. El sol de medianoche es un espectáculo impresionante, pero no representa una ausencia total de noche. El atractivo de este fenómeno radica en su carácter excepcional y en la belleza de la naturaleza, no en la posibilidad de un sol incesante.