¿Por qué lado se sirven los platos?

La coreografía silenciosa del servicio: ¿Por qué lado se sirven los platos?

La etiqueta en la mesa, a menudo percibida como un conjunto de reglas rígidas y arbitrarias, en realidad es una danza sutil de cortesía y eficiencia. Una de las preguntas más comunes, incluso para quienes se consideran conocedores de la buena mesa, gira en torno a la dirección del servicio: ¿por qué lado se sirven los platos? La respuesta, lejos de ser caprichosa, obedece a una lógica práctica y a la búsqueda de una experiencia gastronómica fluida y elegante.

El servicio de platos, al igual que una coreografía bien ensayada, sigue un protocolo específico que facilita el trabajo del personal de servicio y optimiza la experiencia del comensal. El principio fundamental radica en la eficiencia del movimiento y la prevención de colisiones. Imagine a varios camareros intentando servir simultáneamente por el mismo lado: el caos sería inevitable.

Por ello, la norma establece que el servicio de platos inicia por la derecha del comensal. Esta regla, aparentemente simple, es crucial por varias razones. En primer lugar, la mayoría de las personas son diestras, por lo que recibir el plato por la derecha permite un movimiento natural y cómodo. En segundo lugar, esta misma lógica se aplica al retiro de los platos usados: se retiran por la derecha, manteniendo la fluidez del servicio y evitando interrupciones innecesarias.

La secuencia de servicio, una vez establecido el principio de la derecha, sigue un orden jerárquico y un movimiento fluido. Se prioriza el servicio a los anfitriones y al invitado principal de honor, mostrando así respeto y consideración. Posteriormente, el servicio continúa en sentido horario, sirviendo hacia la izquierda de cada comensal. Este orden sistemático evita confusiones y asegura que nadie se sienta olvidado o relegado.

Más allá de la eficiencia, este protocolo refleja una consideración hacia la comodidad y la experiencia del comensal. Recibir el plato por la derecha, sin interrupciones y con una atención personalizada, contribuye a crear un ambiente agradable y relajado, permitiendo que cada invitado se centre en disfrutar de la comida y la compañía.

En resumen, la pregunta de “¿por qué lado se sirven los platos?” no es una cuestión trivial. Es la manifestación de una cuidadosa planificación que, al optimizar el movimiento y la atención, eleva la experiencia gastronómica a un nivel superior, transformando una simple comida en un evento elegante y memorable. La próxima vez que se siente a la mesa, observe la coreografía silenciosa del servicio; entenderá que la etiqueta, lejos de ser un obstáculo, es un arte sutil al servicio del buen gusto y la armonía.