¿Qué hacer cuando tenemos la boca amarga?

Cómo combatir el sabor amargo en la boca

El sabor amargo en la boca, también conocido como disgeusia, puede ser un síntoma incómodo y molesto. Si bien existen varias causas potenciales para este problema, aquí tienes algunos pasos efectivos que puedes tomar para aliviarlo:

1. Higiene bucal meticulosa:

• Cepíllate los dientes, la lengua y las encías dos veces al día con una pasta dental con flúor.
• Utiliza un enjuague bucal antiséptico después de cepillarte para matar las bacterias que causan mal aliento.
• Considera usar un raspador de lengua para eliminar cualquier acumulación en la parte posterior de la lengua.

2. Ingesta de líquidos:

• Beber mucha agua ayuda a enjuagar la boca y eliminar las partículas que pueden causar un sabor amargo.
• También puedes beber té verde o zumo de limón diluido, que tienen propiedades antibacterianas.

3. Golosinas sin azúcar:

• Mascar chicle sin azúcar o caramelos ácidos puede ayudar a estimular la producción de saliva y neutralizar el sabor amargo.

4. Cubiertos de plástico:

• Si el sabor amargo persiste o tiene un sabor metálico, considera usar cubiertos de plástico. Algunos alimentos ácidos pueden reaccionar con los cubiertos metálicos y crear un sabor desagradable.

5. Visita al dentista:

• Si el sabor amargo dura más de unos días o se acompaña de otros síntomas, como dolor de boca o hinchazón, es importante visitar al dentista. Puede haber una afección subyacente que requiera tratamiento médico.

Causas potenciales del sabor amargo en la boca:

• Mala higiene bucal
• Infecciones orales
• Enfermedad de las encías
• Sequedad de boca
• Alergias alimentarias
• Medicamentos
• Trastornos gastrointestinales

Consejos adicionales:

• Evita los alimentos y bebidas que agravan el sabor amargo, como el café, el ajo y los cítricos.
• Enjuágate la boca con una solución de agua y bicarbonato de sodio para neutralizar los ácidos.
• Consulta a un médico o farmacéutico si sospechas que un medicamento puede estar causando el sabor amargo.
• Si el problema persiste, mantén un registro de los alimentos y bebidas que consumes para identificar posibles desencadenantes.