¿Qué pasa si cocino con agua con cloro?

El peligro oculto del agua con cloro en la cocina

Cocinar con agua no es simplemente un proceso culinario; implica la transformación de ingredientes en alimento para nuestro cuerpo. Sin embargo, una fuente aparentemente inocua, como el agua con cloro, puede esconder un riesgo subyacente que, si no se reconoce, puede afectar seriamente nuestra salud.

A menudo, la opción más accesible para el hogar es el agua del grifo, pero esta a menudo contiene cloro, un desinfectante vital para el tratamiento del agua potable. Sin embargo, el cloro, especialmente cuando se calienta, se convierte en una amenaza para nuestra salud. Al someterse a altas temperaturas durante la cocción, el cloro puede liberar compuestos volátiles, sustancias que se evaporan fácilmente. Estos compuestos, al ser inhalados o ingeridos, pueden producir una serie de efectos adversos.

Los síntomas más comunes incluyen malestar gastrointestinal, como náuseas, vómitos y diarrea. Estos síntomas, aunque incómodos, a menudo son pasajeros. Sin embargo, la exposición prolongada o la ingesta de cantidades considerables de estos compuestos volátiles liberados por el cloro, puede derivar en problemas respiratorios más graves, e incluso, en casos extremos, afectar el sistema nervioso central.

La pregunta clave es: ¿cómo evitar estos peligros? La respuesta es simple: usar agua potable, filtrada o previamente hervida, para cocinar. No se trata de un capricho, sino de una precaución esencial para asegurar la salud de toda la familia.

A menudo se piensa en el cloro como un elemento completamente seguro. Es vital recordar que, a pesar de su función protectora en el tratamiento del agua potable, su uso en la cocción conlleva ciertos riesgos que se intensifican con el calor. La utilización de agua de calidad superior garantiza la integridad de nuestros alimentos y, lo que es más importante, la salud de quienes los consumen.

Es importante destacar que las dosis y el tiempo de exposición necesarios para manifestar efectos negativos severos pueden variar. En lugar de correr riesgos innecesarios, la mejor opción siempre será optar por el uso de agua potable, garantizando la salud de todos los miembros de la familia en la cocina.