¿Qué pasa si pones a hervir agua con sal?

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Al hervir agua con sal, su punto de ebullición se eleva por encima de los 100°C. Este fenómeno, llamado ebullioscopia, también afecta su punto de congelación, bajándolo.
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El Agua Salada Hierve (Un Poco) Más Fuerte: Explorando la Ebullioscopia

¿Alguna vez te has preguntado qué ocurre cuando añades sal al agua antes de hervirla? Más allá del obvio cambio de sabor, se produce un fenómeno físico fascinante que afecta directamente a las propiedades del agua: la ebullioscopia.

Contrario a la intuición, el agua salada no hierve a los 100°C al nivel del mar, como lo hace el agua pura. La adición de sal, o de cualquier soluto no volátil, eleva su punto de ebullición. Este aumento, aunque aparentemente pequeño, es medible y se debe a la interacción entre las moléculas de agua y los iones de sodio (Na+) y cloruro (Cl-) que provienen de la disolución de la sal.

La clave reside en la presión de vapor. Para que el agua hierva, su presión de vapor debe igualar la presión atmosférica. Las partículas de sal, al disolverse, ocupan parte del espacio superficial del líquido, impidiendo que algunas moléculas de agua escapen a la fase gaseosa. Esto dificulta el proceso de ebullición, requiriendo una mayor cantidad de energía (y por lo tanto, una temperatura más alta) para alcanzar la presión de vapor necesaria.

La magnitud del aumento del punto de ebullición depende de la concentración de sal. A mayor cantidad de sal, mayor será la elevación del punto de ebullición. Sin embargo, este incremento es relativamente pequeño en la práctica culinaria. Aunque no es suficiente para alterar significativamente el tiempo de cocción de los alimentos, es una demostración tangible de un principio termodinámico fundamental.

Este mismo principio también afecta el punto de congelación del agua. La presencia de sal disminuye el punto de congelación, lo que explica por qué se esparce sal en las carreteras durante las nevadas: la sal disuelta en el hielo hace que este se funda a una temperatura inferior a 0°C. Este fenómeno se conoce como crioscopia.

En resumen, hervir agua con sal es más que una simple práctica culinaria; es una demostración práctica de la ebullioscopia, un concepto clave en termodinámica que nos ayuda a comprender las interacciones entre solutos y solventes y cómo afectan las propiedades físicas de las soluciones. Si bien el aumento del punto de ebullición es marginal en la cocina diaria, comprender este fenómeno nos permite apreciar la complejidad de las interacciones moleculares que rigen nuestro mundo. La próxima vez que hierva agua con sal, recuerde que está presenciando un sutil pero significativo cambio en el comportamiento del agua.