¿Cuando estás mal del hígado se puede comer huevo?

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Si bien se creía lo contrario, los huevos, consumidos con moderación, no suelen ser perjudiciales para el hígado graso. Aportan proteínas y nutrientes valiosos. Consulte a su médico o nutricionista para determinar la cantidad adecuada en su dieta individual, considerando otros factores como el colesterol y la salud general.

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¿Huevos cuando el hígado está en problemas? Desmintiendo un mito.

Por mucho tiempo, los huevos han estado en la lista negra de alimentos “prohibidos” para quienes sufren de afecciones hepáticas, especialmente hígado graso. La creencia popular asociaba su consumo con un empeoramiento del cuadro clínico. Sin embargo, la ciencia nutricional ha avanzado y hoy podemos afirmar que esta idea es, en gran medida, un mito. Si bien es crucial la moderación y la individualización, los huevos no son el enemigo del hígado que se creía.

Es cierto que la yema del huevo contiene colesterol, un elemento que las personas con problemas hepáticos, a menudo, deben controlar. Esta asociación histórica entre colesterol dietético y salud hepática es la que probablemente generó el estigma contra el huevo. No obstante, estudios más recientes indican que, para la mayoría de las personas, el colesterol dietético tiene un impacto menor en los niveles de colesterol en sangre comparado con otros factores como la genética y el consumo de grasas saturadas y trans.

Entonces, ¿significa esto que podemos comer huevos libremente si tenemos hígado graso u otras afecciones hepáticas? La respuesta, como en la mayoría de los casos relacionados con la nutrición, es: depende.

Los huevos son una excelente fuente de proteínas de alta calidad, vitaminas (B12, D, A) y minerales esenciales como el selenio y la colina. La colina, en particular, es un nutriente crucial para la salud del hígado, ya que ayuda a transportar la grasa fuera de este órgano, previniendo su acumulación. Paradójicamente, restringir el consumo de huevos podría privar al hígado de un nutriente que necesita.

La clave radica en la moderación y la personalización. Mientras que para algunas personas con hígado graso un consumo moderado de huevos (por ejemplo, 3-4 a la semana) puede ser perfectamente tolerable e incluso beneficioso, para otras, con condiciones específicas o un cuadro clínico más complejo, la cantidad recomendada podría ser menor. Además, es fundamental considerar otros factores como los niveles de colesterol en sangre, la presencia de otras enfermedades y la composición general de la dieta.

Por lo tanto, si tienes alguna afección hepática y te preguntas si puedes incluir huevos en tu dieta, la mejor recomendación es consultar con un médico o nutricionista. Un profesional podrá evaluar tu caso particular, considerando tu historial médico, tus necesidades nutricionales y la gravedad de tu condición, para determinar la cantidad adecuada de huevos que puedes consumir sin poner en riesgo tu salud hepática. Automedicarse o seguir consejos generales sin una valoración individualizada puede ser contraproducente. Recuerda que una alimentación balanceada y adaptada a tus necesidades es fundamental para el buen funcionamiento de tu hígado y tu salud en general.