¿Por qué el huevo es difícil de digerir?
La cruda realidad del huevo: ¿Por qué es difícil de digerir?
Para muchos, el huevo es un alimento básico, versátil y nutritivo. Sin embargo, existe una creencia popular que sugiere que los huevos crudos son difíciles de digerir. ¿Mito o realidad? La ciencia nos dice que hay algo de cierto en esta afirmación, y la respuesta se encuentra en la estructura de sus proteínas.
Las proteínas, esos bloques de construcción de la vida, no se presentan como simples cadenas lineales. En realidad, se pliegan en complejas estructuras tridimensionales que determinan su función. En el caso de las proteínas del huevo crudo, esta conformación espacial, sin desnaturalizar, dificulta la acción de las enzimas digestivas.
Imaginemos estas enzimas como pequeñas tijeras moleculares que deben cortar las proteínas en fragmentos más pequeños para su absorción. Si las proteínas se encuentran “enrolladas” en estructuras complejas, estas tijeras no pueden acceder a todos los puntos de corte. Como resultado, la digestión se vuelve lenta e incompleta.
Es aquí donde entra en juego el calor de la cocción. Al cocinar el huevo, las altas temperaturas rompen los enlaces que mantienen la estructura tridimensional de las proteínas, un proceso llamado desnaturalización. Las proteínas se despliegan y se vuelven más accesibles para las enzimas digestivas, lo que facilita su descomposición y absorción.
Esto no significa que debamos desterrar por completo los huevos crudos de nuestra dieta. De hecho, algunas personas los toleran bien y aprovechan sus nutrientes sin problemas. Sin embargo, para aquellos con digestiones sensibles o propensos a molestias estomacales, optar por huevos cocidos puede ser la mejor opción para disfrutar de este alimento sin contratiempos.
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