¿Qué es bueno cuando hace mal la comida?

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Cuando tengas intoxicación alimentaria, bebe muchos líquidos para reponer los perdidos. Es posible que vomites o pierdas el apetito temporalmente. Cuando vuelvas a tener hambre, come con normalidad aunque aún tengas diarrea.

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Aliviando las molestias de una intoxicación alimentaria

Una intoxicación alimentaria, causada por la ingestión de alimentos contaminados con bacterias, virus o parásitos, puede ser una experiencia desagradable. Si bien la mayoría de los casos se resuelven por sí solos en pocos días, existen ciertas medidas que podemos tomar para aliviar los síntomas y promover una recuperación más rápida. Un aspecto crucial del manejo de la intoxicación alimentaria es la atención a nuestra dieta y, específicamente, qué consumir cuando las náuseas y otros malestares están presentes.

El consejo tradicional de “dejar descansar el estómago” durante una intoxicación alimentaria está quedando obsoleto. Si bien es cierto que el cuerpo necesita energía para combatir la infección, privarse de alimentos puede debilitar aún más el organismo y prolongar la recuperación. La clave está en elegir los alimentos adecuados.

Hidratación, el pilar fundamental:

La deshidratación es una de las principales complicaciones de la intoxicación alimentaria, ya que la pérdida de líquidos se produce a través del vómito y la diarrea. Por lo tanto, la reposición de líquidos es primordial. Beber agua simple a pequeños sorbos de forma constante es esencial. También se pueden considerar bebidas electrolíticas, caldos claros o infusiones suaves como la manzanilla, que ayudan a reponer los electrolitos perdidos y calmar el estómago. Evitar las bebidas azucaradas, el café y el alcohol, ya que pueden irritar el sistema digestivo y empeorar la diarrea.

Reintroduciendo los alimentos:

A pesar de la posible persistencia de la diarrea, es importante volver a comer tan pronto como el apetito regrese. No es necesario esperar a que la diarrea desaparezca por completo. La idea es comenzar con alimentos suaves y fáciles de digerir. Ejemplos de estos incluyen:

  • Pan tostado: Proporciona carbohidratos simples para la energía.
  • Arroz blanco: Fácil de digerir y ayuda a solidificar las heces.
  • Plátano: Rico en potasio, un electrolito que se pierde con la diarrea.
  • Puré de manzana: Suave para el estómago y proporciona nutrientes esenciales.
  • Caldo de pollo: Proporciona líquidos y electrolitos.

Es importante evitar alimentos grasos, picantes, lácteos y con alto contenido en fibra durante la fase aguda de la intoxicación alimentaria, ya que pueden irritar el sistema digestivo y empeorar los síntomas. También se deben evitar los alimentos procesados y las bebidas con cafeína.

Escuchando a nuestro cuerpo:

Cada persona reacciona de manera diferente a la intoxicación alimentaria. Es fundamental escuchar a nuestro cuerpo y comer solo lo que podamos tolerar. Si algún alimento provoca malestar, debemos evitarlo y probar con otra opción de la lista de alimentos suaves.

Si los síntomas persisten por más de unos pocos días, o si se presentan signos de deshidratación severa como mareos, debilidad extrema o disminución de la producción de orina, es importante buscar atención médica. Un profesional de la salud podrá determinar la causa de la intoxicación y recomendar el tratamiento adecuado.