¿Qué es mejor, la sal normal o la del Himalaya?

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Aunque la sal del Himalaya se promociona como más saludable por contener minerales adicionales, la cantidad de estos es mínima y no impacta significativamente la salud. Nutricionalmente, las diferencias con la sal de mesa son insignificantes.
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La Sal Rosa del Himalaya: ¿Un Mito de Salud?

La sal rosa del Himalaya, con su atractivo color y su supuesta abundancia de minerales, se ha convertido en una opción popular para quienes buscan alternativas a la sal de mesa. Sin embargo, la etiqueta de “saludable” que se le atribuye se sustenta en mitos y exageraciones. Si bien es cierto que la sal del Himalaya contiene una gama de minerales, la cantidad de estos es tan ínfima que no se traduce en un beneficio significativo para la salud.

La principal diferencia entre la sal de mesa y la sal del Himalaya reside en su composición. La sal de mesa, generalmente cloruro de sodio (NaCl), se procesa para obtener una granulometría fina y una pureza elevada. La sal del Himalaya, por otro lado, es un producto natural que se extrae de minas de diferentes regiones, destacándose su tono rosáceo. Este color es resultado de la presencia de impurezas minerales como hierro, potasio, magnesio y calcio, entre otros.

La publicidad suele presentar estos minerales como un elixir de salud, pero la realidad es que las cantidades presentes en la sal del Himalaya son mínimas y prácticamente insignificantes desde un punto de vista nutricional. La cantidad de potasio, magnesio o calcio, por ejemplo, es comparable a la presencia de estos mismos minerales en cantidades traza en otros alimentos comunes en la dieta. Por tanto, el beneficio para la salud no se justifica comparado con la ingesta total de estos elementos a través de una dieta equilibrada.

La discusión sobre la supuesta superioridad de la sal del Himalaya se reduce, en última instancia, a una cuestión de percepción y marketing. Desde un punto de vista nutricional, no existen diferencias notables entre ambas. La sal, en general, debería consumirse con moderación, independientemente de su procedencia. Un exceso de sal puede contribuir al desarrollo de problemas de salud como hipertensión arterial.

En lugar de perseguir mitos de salud alrededor de la sal, la clave para una dieta equilibrada se centra en la diversidad y la moderación. Una alimentación variada y rica en frutas, verduras y otros alimentos frescos y nutritivos, en la que se incluya una ingesta adecuada de minerales a través de diferentes fuentes, proporciona los nutrientes necesarios para una buena salud, sin la necesidad de obsesionarse con diferencias mínimas en la composición de la sal que consumimos.