¿Qué no se debe comer cuando tienes hongos?
El Plato Limpio: Qué alimentos evitar cuando sufres de hongos
Las molestias causadas por hongos, ya sea una simple infección cutánea o una candidiasis sistémica, pueden ser significativamente exacerbadas por nuestra alimentación. Si te enfrentas a una infección fúngica, eliminar ciertos alimentos de tu dieta puede ser crucial para un tratamiento exitoso y una recuperación más rápida. No se trata de una cura mágica, pero sí de una estrategia complementaria vital para controlar el crecimiento fúngico.
A menudo, se enfatiza la importancia de la higiene y los tratamientos tópicos o medicinales para combatir las infecciones por hongos. Sin embargo, lo que comes juega un papel fundamental, casi tan importante como el tratamiento mismo. Algunos alimentos actúan como “combustible” para estos microorganismos, propiciando su proliferación y prolongando la infección. ¿Cuáles son estos alimentos que debes evitar?
Los principales “enemigos” de la recuperación:
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Azúcares simples: La glucosa es la principal fuente de energía para los hongos. Los azúcares refinados, presentes en dulces, refrescos, zumos azucarados, miel (en exceso) y productos de repostería industrial, alimentan directamente el crecimiento fúngico, creando un ambiente propicio para su expansión. Opta por azúcares complejos, presentes en frutas y verduras, que se absorben más lentamente.
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Harinas refinadas: Al igual que los azúcares simples, las harinas blancas, el pan blanco, la pasta blanca y otros productos elaborados con harinas refinadas se digieren rápidamente, liberando glucosa en el torrente sanguíneo y alimentando a los hongos. Prioriza las harinas integrales, ricas en fibra, que se digieren más lentamente y aportan nutrientes beneficiosos.
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Levadura: Esto puede parecer contradictorio, pero la levadura, aunque un hongo diferente al que causa las infecciones, comparte características metabólicas similares. Consumir grandes cantidades de alimentos con levadura, como el pan de masa madre (en cantidades excesivas), la cerveza y la salsa de soya (en algunos procesos de fermentación se utiliza), puede estimular el crecimiento de hongos en el cuerpo.
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Quesos, especialmente los fermentados: Algunos quesos, particularmente aquellos con un proceso de fermentación prolongado, pueden contener niveles significativos de ciertas especies de hongos o favorecer su crecimiento en el intestino. Es recomendable reducir el consumo de quesos, especialmente si se sospecha de candidiasis, y optar por alternativas como el yogur griego sin azúcar.
Más allá de la restricción:
Evitar estos alimentos es un primer paso, pero también es importante incorporar alimentos que promuevan un ambiente hostil para los hongos, como los ricos en probióticos (yogur natural, kéfir), prebióticos (ajo, cebolla), y alimentos con propiedades antifúngicas naturales (coco, aceite de oliva virgen extra, jengibre).
Recuerda que esta información no sustituye el consejo de un profesional de la salud. Si sospechas de una infección por hongos, consulta a un médico o nutricionista para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado. Combinar una dieta adecuada con un tratamiento médico es la clave para una recuperación completa y evitar futuras recurrencias.
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