¿Cómo era el Bachillerato en los años 70?

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El Bachillerato Unificado Polivalente (BUP), vigente en los 70, ofrecía una formación de tres años (14 a 17 años) con un primer curso común y posterior especialización en letras, ciencias o una combinación de ambas, culminando con el título de Bachiller tras superar las pruebas finales.

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El aroma a tiza y la promesa del futuro: El Bachillerato en los años 70

El aroma a tiza recién borrada, el crujir de las hojas de los cuadernos, el susurro constante de los compañeros… Así se respiraba el ambiente en las aulas de Bachillerato durante los años 70 en España. Lejos de las plataformas digitales y las aulas virtuales, la experiencia del Bachillerato Unificado Polivalente (BUP) se inscribía en una realidad tangible, marcada por un contexto sociopolítico en plena transición y una estructura educativa que se esforzaba por modernizarse.

A diferencia del Bachillerato pre-reforma, el BUP, vigente entre 1970 y 1990, ofrecía una formación de tres años (para alumnos de 14 a 17 años) con una estructura que pretendía equilibrar la formación humanística y científica. El primer curso presentaba un carácter común, sentando las bases en materias fundamentales como matemáticas, lengua castellana y literatura, historia, geografía, física, química y biología. Esta base común, en teoría, permitía a los alumnos una mayor flexibilidad y una mejor adaptación a sus intereses y aptitudes.

Tras el primer año, se abría un abanico de especializaciones que configuraba la esencia del BUP. Los estudiantes podían optar por ramas específicas, como Letras, Ciencias o una opción mixta que combinaba asignaturas de ambas ramas. Esta opción mixta, menos común pero existente, permitía un enfoque más integral, aunque aumentaba la carga de trabajo. La culminación de este proceso, tras superar las temidas pruebas finales –un auténtico rito de paso–, era la obtención del título de Bachiller, puerta de entrada a la universidad o a otras vías formativas.

Más allá de la estructura académica, el BUP de los 70 se caracterizaba por otros elementos que lo diferenciaban de la formación actual. Los recursos tecnológicos eran mínimos. Las calculadoras eran un lujo para pocos, y los laboratorios científicos, aunque existentes, no se asemejaban en absoluto a los equipamientos actuales. La metodología docente, en gran medida, se basaba en la lección magistral y el aprendizaje memorístico, aunque ya comenzaban a vislumbrarse ciertos cambios hacia métodos más participativos.

La influencia del contexto sociopolítico de la época era innegable. La transición democrática, el espíritu de cambio y la búsqueda de una identidad nacional se filtraban en las aulas, a través de las conversaciones de los alumnos y, a veces, incluso en el propio currículo. El BUP de los 70 no fue sólo una etapa formativa, sino también un reflejo de la sociedad española en plena transformación.

En conclusión, el Bachillerato de los años 70, con sus limitaciones y sus particularidades, representó una fase crucial en la evolución del sistema educativo español. Fue una época de transición, de adaptación a nuevos métodos y a una realidad social en constante cambio. La imagen del estudiante de BUP en los 70, con sus libros bajo el brazo, caminando por los pasillos de un instituto con el aroma a tiza y con la incertidumbre y la ilusión del futuro por delante, permanece como un símbolo de una generación que forjó su camino en un contexto complejo y transformador.