¿Cómo se llaman las lunas de cada mes?

El Mito de las “Lunas de Cada Mes”: Un Viaje a Través de la Iluminación Lunar

La idea de que cada mes lunar tenga un nombre propio es una romántica concepción popular, a menudo alimentada por la ficción y la poesía. Sin embargo, a diferencia de los meses del calendario solar, que poseen nombres establecidos, las fases lunares no reciben designaciones mensuales específicas. La creencia en “lunas de cada mes” es un equívoco que surge de la simplificación del complejo ciclo lunar.

Si bien es cierto que reconocemos las cuatro fases lunares principales –Luna Nueva, Cuarto Creciente, Luna Llena y Cuarto Menguante–, considerarlas como entidades separadas, cada una representando un mes lunar entero, es una inexactitud. El ciclo lunar, con su duración aproximada de 29.5 días (un mes sinódico), es un proceso fluido y continuo. La Luna transita por un espectro infinito de iluminaciones entre estas cuatro fases principales. Imaginar una “Luna de Abril” o una “Luna de Agosto” con una definición precisa resulta, por tanto, imposible.

Es importante distinguir entre el calendario solar, basado en la traslación de la Tierra alrededor del Sol, y el calendario lunar, basado en las fases lunares. Los nombres de nuestros meses provienen de calendarios solares antiguos, y no están intrínsecamente ligados al ciclo lunar. A lo largo de la historia, diferentes culturas han creado calendarios lunisolares, intentando sincronizar ambos ciclos, pero ninguno ha establecido un nombre único para cada fase lunar mensual.

La confusión puede provenir de la romantización de la Luna y su influencia cultural. La literatura y el folclore a menudo hablan de “Lunas de cosecha”, “Lunas azules” o “Superlunas”, pero estos términos se refieren a eventos o fenómenos lunares específicos que ocurren en momentos particulares del ciclo, no a nombres atribuidos a cada mes del año lunar.

En resumen, no hay “lunas de cada mes” con nombres oficiales o universalmente aceptados. El ciclo lunar es un proceso dinámico y continuo, y la atribución de nombres a cada mes lunar, más allá de las cuatro fases principales, es una inexactitud basada en una interpretación poética, más que en una realidad astronómica. La belleza del ciclo lunar reside precisamente en su constante evolución y su complejidad, que escapa a la simplificación de nombres mensuales.