¿Cómo supo Muzan que Nezuko es inmune al sol?

El Sol y la Sombra: El Desciframiento de la Inmunidad de Nezuko y la Ambición de Muzan

El clímax de la batalla contra Muzan Kibutsuji, el rey demonio, estuvo plagado de giros inesperados. La derrota parecía inminente, la fuerza combinada de los Cazadores de Demonios parecía finalmente haberlo acorralado. Sin embargo, un detalle, un susurro en el fragor de la batalla, cambiaría el curso de la historia para siempre: la inmunidad de Nezuko Kamado al sol. Pero ¿cómo supo Muzan de esta asombrosa cualidad? La respuesta no reside en una observación directa, sino en la trágica y fortuita revelación de uno de sus subordinados: Hantengu.

Hantengu, el demonio de la Luna Superior Cuatro, poseía una capacidad única: la división de su propia esencia en varias personalidades, cada una con habilidades independientes. Esta fragmentación, sin embargo, estaba intrínsicamente ligada a Muzan a través de las células demoníacas compartidas. Esta conexión, un hilo invisible tejido en la esencia misma de su creación, actuó como un canal de información, un flujo sutil pero constante de sensaciones y percepciones.

Mientras la vida se le escapaba, consumido por la derrota inminente, Hantengu experimentó un último y fulminante golpe. En ese momento de agonía, la sensación de la luz solar sobre Nezuko, su resistencia implacable a su ardor mortal, fue transmitida, inadvertidamente, a través de la red de células compartidas a la consciencia de Muzan. No fue una visión directa, ni un informe de espía; fue una sensación visceral, una resonancia en la propia esencia demoníaca de Muzan. Fue como sentir, a través del dolor de su subordinado moribundo, la negación misma de su control sobre el elemento que definía la existencia demoníaca: el sol.

La sorpresa de Muzan, un ser milenario acostumbrado a dominar y manipular, fue genuina. La expresión de asombro en su rostro, grabada en la memoria de los sobrevivientes, refleja la magnitud de este inesperado descubrimiento. Pero la sorpresa se disipó rápidamente, dejando paso a una euforia frenética. La inmunidad de Nezuko al sol representaba mucho más que una simple anomalía. Significaba el potencial para superar la mayor debilidad de su especie, el potencial para crear una nueva era de demonios, una era libre de la condenación solar que había definido su existencia durante siglos.

En esencia, Muzan no “supo” de la inmunidad de Nezuko a través de una investigación o de un espía; la inmunidad misma, a través de una conexión involuntaria y moribunda, se reveló a él en el momento menos esperado. Este dato, obtenido a través del dolor y la muerte, se convirtió en el último combustible de su ambición, una esperanza fúnebre que, lamentablemente, fue extinguida poco después. La irónica crueldad del destino quiso que el conocimiento que podría haber asegurado la continuidad de su raza, llegara demasiado tarde, sellando así su propia y definitiva destrucción.