¿Cuál es el dicho de los meses del año?

3 ver

Así cantaba una canción infantil que aprendíamos en la escuela para recordar los días de los meses:

Treinta días trae septiembre, con abril, junio y noviembre. Los demás con treinta y uno, menos febrero el menguante que solo tiene veintiocho.

Comentarios 0 gustos

Más allá de la canción infantil: La verdad (y las mentiras) sobre los días de los meses

Todos recordamos, con una sonrisa nostálgica, la sencilla canción infantil que nos ayudaba a memorizar la cantidad de días que tiene cada mes: “Treinta días trae septiembre, con abril, junio y noviembre…”. Pero, ¿es esta canción completamente precisa? La respuesta, como veremos, es un sí matizado. La rima facilita la memorización, pero esconde una sutil complejidad que merece ser explorada.

La canción, en su concisa belleza, nos presenta una regla mnemotécnica efectiva: septiembre, abril, junio y noviembre tienen 30 días; los demás, 31, excepto febrero, el “menguante”, que tiene 28 días. Esta última parte es donde reside la imprecisión, o mejor dicho, la simplificación.

La realidad es que febrero tiene 28 días en un año común y 29 en un año bisiesto. Esta diferencia, crucial para el calendario gregoriano, se debe a la necesidad de ajustar el calendario a la duración real del año, que no es exactamente de 365 días. La adición de un día extra cada cuatro años (con excepciones para los años seculares no divisibles entre 400) compensa la pequeña fracción de día que se pierde en la aproximación de 365 días. Por lo tanto, la afirmación de que febrero “solo tiene veintiocho” es cierta solo la mitad de las veces.

La canción, entonces, no es una descripción matemáticamente exacta, sino una herramienta útil para la memorización. Su valor radica en la simplificación y la rima, sacrificando una precisión absoluta por una mayor facilidad de aprendizaje. Es un ejemplo perfecto de cómo la pedagogía puede adaptar la información compleja a las necesidades de un público infantil.

Más allá de su función didáctica, la canción sobre los días de los meses nos invita a reflexionar sobre la construcción de nuestro sistema de medición del tiempo. La arbitrariedad de la duración de los meses, basada en ciclos lunares y convenciones históricas, contrasta con la precisión matemática necesaria para mantener un calendario funcional. La canción, a su manera, es un puente entre la simplicidad infantil y la complejidad del calendario gregoriano, una pequeña pieza de sabiduría popular que nos acompaña desde la escuela primaria. Un recordatorio de que incluso las verdades más simples necesitan un poco de contexto para ser comprendidas en toda su magnitud.