¿Quién mató al padre de Tanjiro?

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Muzan Kibutsuji, el demonio, fue identificado por Tanjiro como el asesino de su familia y el responsable de la pérdida de la humanidad de su hermana. Vengaza por la muerte de sus seres queridos se convirtió en su principal objetivo.
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La Sombra de Muzan: Más Allá de la Venganza de Tanjiro

La historia de Tanjiro Kamado en Demon Slayer (Kimetsu no Yaiba) es una oda al dolor, la perseverancia y la búsqueda de justicia. Su objetivo, cristalizado en el fuego de la venganza, es la aniquilación de Muzan Kibutsuji. Pero la pregunta que subyace, la que impulsa la narrativa y define el carácter de Tanjiro, es más compleja que un simple “quién mató a su familia”. La respuesta, Muzan Kibutsuji, es un hecho, pero el impacto de ese acto trasciende la simple identificación del asesino.

Si bien la escena del brutal asesinato de la familia Kamado a manos de Muzan, o de uno de sus subordinados bajo sus órdenes, es explícitamente mostrada (o al menos inferida con contundencia a través de las pistas dejadas en la escena del crimen), la narrativa va más allá de la simple vindicación. No se trata únicamente de quién levantó el cuchillo, sino del porqué de ese acto atroz, y cómo ese porqué moldeó al protagonista.

La muerte del padre de Tanjiro, aunque no mostrada directamente, es un elemento clave, aunque silencioso, en la tragedia. Su ausencia, previa al ataque de Muzan, añade una capa de vulnerabilidad a la familia Kamado. Es la falta de un pilar protector, la ausencia de una figura masculina fuerte capaz de defenderlos, que intensifica la brutalidad del ataque y la magnitud de la pérdida. La muerte del padre, aunque no perpetrada directamente por Muzan, se convierte en una pérdida colateral, una pieza fundamental en el rompecabezas que configura la devastación que sufre Tanjiro. Es una pérdida que se suma al trauma principal, profundizando el vacío y el dolor que lo empujan a su viaje de venganza.

La responsabilidad de Muzan trasciende el simple acto de asesinato. Él es el causante del origen del mal, el catalizador de la tragedia, la raíz de la existencia de los demonios que acabaron con la familia de Tanjiro. La pérdida del padre, por tanto, se convierte en un símbolo de la corrupción generalizada que Muzan ha desatado en el mundo. No solo es el asesino directo de su familia (en el sentido de que sus acciones la hicieron posible), sino también el responsable de un mundo donde tal violencia es posible.

En conclusión, mientras que Muzan Kibutsuji es sin duda el responsable de la muerte de la familia Kamado, incluyendo la pérdida indirecta, pero significativa, del padre de Tanjiro, la narrativa de Demon Slayer nos invita a profundizar más allá de la simple identificación del culpable. El impacto de la pérdida, la falta de protección y la corrupción sistémica que representa Muzan, conforman una realidad mucho más compleja y desgarradora que impulsa a Tanjiro en su implacable búsqueda de justicia. La venganza se convierte en un medio para reconstruir, no solo su vida, sino también la dañada armonía del mundo.