¿Quién tiene los derechos de Gustavo Cerati?

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La gestión del legado musical de Gustavo Cerati recae principalmente en su madre, Lillian Clark, y sus hijos, Benito y Lisa, quienes administran sus derechos y velan por la preservación de su obra.

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El Legado de Cerati: Un Tejido Familiar de Derechos y Memoria

La muerte de Gustavo Cerati en 2014 no significó el silencio de su música. Su obra, un universo sonoro que trascendió fronteras y generaciones, continúa resonando, y su legado, un patrimonio intangible invaluable, requiere una cuidadosa administración. Pero, ¿quién ostenta los derechos sobre esta invaluable herencia artística? La respuesta no reside en una sola entidad, sino en un entramado familiar que equilibra el respeto a la memoria del artista con la gestión empresarial de su obra.

Principalmente, la gestión de los derechos de autor de Gustavo Cerati se encuentra en manos de su madre, Lillian Clark, y sus hijos, Benito y Lisa Cerati. Este trío familiar, unidos por el lazo sanguíneo y la profunda admiración por el artista, asume la compleja tarea de custodiar y administrar un catálogo musical que incluye no solo los álbumes de estudio como Soda Stereo, Amor Amarillo, Bocanada, Siempre es hoy y Ahí vamos, sino también grabaciones en vivo, material inédito y los derechos de imagen del icónico músico argentino.

Su rol va más allá de la simple recaudación de regalías. Lillian, Benito y Lisa actúan como guardianes de la integridad artística de Cerati, velando por la correcta utilización de su música en cualquier contexto, desde la publicidad hasta los homenajes. Ellos deciden qué proyectos se alinean con la visión y el espíritu del artista, garantizando que su legado se perpetúe con la calidad y el respeto que merece.

Esta gestión familiar presenta una ventaja significativa: la comprensión intrínseca de la persona y la obra. A diferencia de una empresa externa, la familia Cerati posee un conocimiento profundo de las intenciones artísticas de Gustavo, lo que permite tomar decisiones con una sensibilidad única y una visión a largo plazo. Este enfoque personal, aunque pueda implicar una mayor complejidad en las negociaciones, asegura que la obra no se comercialice de manera indiscriminada, preservando así su valor artístico e histórico.

Sin embargo, esta responsabilidad también implica una carga significativa. Administrar un legado de tal envergadura exige un profundo conocimiento legal, un equipo eficiente y la capacidad de navegar un mercado musical en constante evolución. La familia Cerati, consciente de esta complejidad, seguramente se apoya en asesoramiento legal y gerencial especializado para garantizar la correcta gestión y protección de los derechos de autor, un trabajo crucial para asegurar la perdurabilidad y el respeto que merece la obra de uno de los más grandes artistas latinoamericanos. El legado de Gustavo Cerati, por lo tanto, se sustenta en una sólida base familiar, un compromiso con la memoria y una visión estratégica para la preservación de su invaluable obra.