¿Cómo se divide una casa?

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La división de una casa se realiza de tres formas principales: dividiendo horizontalmente en pisos, verticalmente en unidades contiguas, o segregando la parcela en lotes independientes. Cada método implica procesos legales y técnicos específicos, adaptados a la estructura y legislación vigente.
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Cómo Dividir una Casa: Un Rompecabezas Legal y Arquitectónico

La decisión de dividir una casa, ya sea para ampliar la familia, generar ingresos o simplemente optimizar el espacio, implica un proceso complejo que va más allá de simplemente levantar una pared. No se trata únicamente de una obra de construcción, sino de un meticuloso recorrido legal y técnico que requiere planificación y asesoramiento profesional. La división de una vivienda puede realizarse fundamentalmente de tres maneras, cada una con sus propias implicaciones:

1. División Horizontal (por pisos): Esta opción, ideal para casas de dos o más plantas, consiste en convertir cada piso en una unidad independiente. Imaginemos una casa unifamiliar de dos plantas: se crean dos viviendas separadas, cada una con su propia entrada, servicios (agua, luz, gas) y contador.

Este método requiere una cuidadosa evaluación estructural para garantizar la estabilidad de la edificación tras la división. Es necesario un proyecto técnico detallado, visado por un arquitecto o aparejador, que incluya planos de distribución, instalaciones y medidas de seguridad. Además, se deben cumplir las normativas urbanísticas locales referentes a altura, superficie mínima de vivienda, accesos y otros aspectos relevantes. El proceso legal implica la modificación del título de propiedad y la inscripción de las nuevas viviendas en el Registro de la Propiedad. Es crucial contar con un asesoramiento legal especializado para asegurar el cumplimiento de todas las leyes y evitar problemas futuros.

2. División Vertical (en unidades contiguas): Esta opción se aplica a casas con una superficie considerable que permite la creación de dos o más viviendas independientes a través de una separación vertical. Por ejemplo, una casa grande podría dividirse en dos casas adosadas. Al igual que en la división horizontal, se necesita un proyecto técnico que garantice la viabilidad estructural y el cumplimiento de las normativas urbanísticas. La complejidad de este método radica en la distribución de los servicios y la necesidad de crear accesos independientes para cada unidad. Las implicaciones legales son similares a la división horizontal, requiriendo la modificación del título de propiedad y la inscripción de las nuevas unidades en el Registro de la Propiedad.

3. Segregación de la Parcela (en lotes independientes): Esta opción difiere de las anteriores, ya que implica no solo dividir la casa, sino también la parcela en la que se encuentra. Se crea así la posibilidad de construir nuevas viviendas en los lotes resultantes o de venderlos por separado junto con una parte de la vivienda principal. Este proceso es el más complejo, pues exige una modificación del planeamiento urbanístico si se pretende construir nuevas edificaciones. Es fundamental realizar un estudio geotécnico y topográfico, además de cumplir con todas las normativas urbanísticas y medioambientales. Las gestiones legales son más extensas, incluyendo la segregación de la parcela en el Registro de la Propiedad y la obtención de las licencias necesarias para construir o vender los nuevos lotes.

En resumen, la división de una casa es un proyecto que requiere una planificación exhaustiva, un conocimiento profundo de la legislación vigente y la colaboración de profesionales cualificados como arquitectos, aparejadores, abogados y tasadores. Ignorar cualquiera de estos aspectos puede llevar a retrasos, costes adicionales e incluso a la imposibilidad de llevar a cabo la división. Antes de embarcarse en este proceso, es fundamental realizar un estudio de viabilidad que considere todos los factores implicados, tanto técnicos como legales. Un buen asesoramiento profesional será la mejor garantía de éxito.