¿Cuál fue el experimento de Eratóstenes?

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Eratóstenes calculó el perímetro terrestre observando la diferencia en la longitud de las sombras al mediodía del solsticio de verano entre Siena y Alejandría. Sabiendo la distancia entre ambas ciudades y la altura de un objeto y su sombra en Alejandría, pudo deducir la circunferencia del planeta mediante proporciones geométricas.

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El ingenio de Eratóstenes: Midiendo la Tierra con palos y sombras

Mucho antes de los satélites y la tecnología moderna, un brillante erudito griego llamado Eratóstenes (circa 276-194 a.C.) realizó un experimento asombroso: calcular la circunferencia de la Tierra. Su método, elegante en su simplicidad y precisión sorprendente para su época, se basa en una observación ingeniosa de la geometría y la posición del Sol.

La clave del experimento de Eratóstenes residía en la comprensión de que la Tierra es esférica (una idea ya aceptada en la Grecia clásica) y que el Sol está lo suficientemente distante como para considerar sus rayos como paralelos al incidir sobre la superficie terrestre. Se valió de dos ubicaciones: Siena (actual Asuán, Egipto), y Alejandría, también en Egipto. Siena era conocida por un fenómeno particular durante el solsticio de verano: al mediodía, el Sol caía directamente al fondo de los pozos profundos, indicando que los rayos solares incidían perpendicularmente sobre la superficie.

Eratóstenes sabía, sin embargo, que en Alejandría, al mismo mediodía del solsticio de verano, un objeto vertical proyectaba una sombra. Esta diferencia en la inclinación de los rayos solares entre ambas ciudades, aunque pequeña, era la pieza fundamental de su cálculo.

Imaginemos un sencillo experimento: Eratóstenes, o alguien en su nombre, plantó un palo vertical en Alejandría y midió la longitud de su sombra al mediodía del solsticio. Simultáneamente, en Siena, la ausencia de sombra confirmaba la perpendicularidad de los rayos solares. Conociendo la altura del palo y la longitud de su sombra, se podía determinar el ángulo formado entre los rayos solares y el palo en Alejandría. Este ángulo, pequeño pero crucial, representaba la fracción de la circunferencia terrestre que se extendía entre Siena y Alejandría.

El siguiente paso requería conocer la distancia entre ambas ciudades. Eratóstenes, basándose en los datos disponibles de comerciantes y viajeros, estimó esta distancia. Con la distancia entre ciudades y el ángulo calculado, utilizó una simple regla de tres. Si el ángulo medido representaba una cierta fracción de 360 grados (la circunferencia completa), la distancia entre Siena y Alejandría representaba la misma fracción del perímetro terrestre. Resolviendo esta proporción, obtuvo una estimación de la circunferencia de la Tierra.

La precisión del resultado de Eratóstenes, considerando las herramientas rudimentarias de la época y la imprecisión inevitable en la medición de distancias, fue asombrosa. Si bien su resultado no coincide exactamente con las mediciones modernas, la aproximación fue notablemente cercana, demostrando un profundo entendimiento de la geometría y una capacidad innovadora para resolver un problema de escala planetaria utilizando únicamente la observación y la lógica. El experimento de Eratóstenes no solo calculó la circunferencia de la Tierra, sino que también sentó un precedente importante para el desarrollo de la geografía y la geodesia. Demuestra el poder del razonamiento deductivo y la capacidad humana para comprender y medir el mundo que nos rodea, incluso con recursos limitados.