¿Cuáles son las 4 etapas del desarrollo motor?

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El desarrollo psicomotor, según Piaget, se despliega en cuatro fases. Inicialmente, la etapa sensorio-motriz, donde la acción y la percepción son clave. Le sigue la preoperacional, caracterizada por el pensamiento simbólico. Luego, en la operacional concreta, la lógica se aplica a objetos tangibles. Finalmente, la operacional formal permite el razonamiento abstracto.

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Más Allá de Piaget: Un Enfoque Multifacético de las Cuatro Etapas del Desarrollo Motor

El desarrollo psicomotor, un proceso complejo y fascinante, no se limita a las cuatro etapas clásicamente descritas por Piaget, aunque su modelo proporciona una base fundamental para comprender la evolución cognitiva que influye directamente en el desarrollo motor. Si bien Piaget centra su enfoque en el desarrollo cognitivo, la realidad del desarrollo motor requiere una perspectiva más amplia, que incluya la interacción de factores biológicos, ambientales y sociales. Por lo tanto, en lugar de atenernos estrictamente a la clasificación piagetiana, proponemos un modelo que integra diferentes perspectivas para comprender mejor estas cuatro etapas cruciales:

1. Etapa de Reflejos y Movimientos Automáticos (0-2 meses): Esta etapa, equivalente a la fase inicial del modelo sensorio-motor de Piaget, se centra en los reflejos innatos. El bebé, a través de reacciones automáticas como el reflejo de succión, prensión o marcha, comienza a explorar su entorno. Aquí, la interacción con el ambiente es fundamental para la maduración neurológica. No solo se trata de la percepción, sino también de la integración sensorial y la respuesta motora, estableciendo las bases para el control voluntario. La influencia genética es preponderante, pero la estimulación temprana juega un papel crucial en el fortalecimiento y la refinación de estas respuestas.

2. Etapa de Control Postural y Locomoción (2-12 meses): Esta etapa se caracteriza por el desarrollo del control postural. El bebé aprende a levantar la cabeza, sentarse, gatear y finalmente, caminar. Es un período de gran plasticidad cerebral, donde la práctica constante refuerza las conexiones neuronales que permiten el refinamiento del movimiento. En este punto, la interacción social juega un papel importante, pues el apoyo y la motivación de los cuidadores contribuyen al progreso del niño. Esta etapa excede la simple acción y percepción de Piaget, incorporando la adquisición de habilidades complejas que requieren coordinación intersensorial y control muscular preciso.

3. Etapa de Habilidades Motrices Fundamentales (1-5 años): En esta etapa, el niño perfecciona habilidades motoras gruesas como correr, saltar, lanzar y atrapar. Simultáneamente, desarrolla habilidades motoras finas, como el uso de pinzas, el dibujo y el manejo de objetos pequeños. El juego, la exploración y la imitación son claves para el desarrollo en esta fase. Se observan progresos notables en la coordinación ojo-mano y la planificación motora. Aquí se empieza a apreciar la influencia del entorno social y cultural en la adquisición de patrones motores específicos. La etapa trasciende la lógica de los objetos concretos de Piaget, incorporando el desarrollo de la destreza y la autonomía motora.

4. Etapa de Habilidades Motrices Especializadas (5 años en adelante): Esta última etapa se centra en la especialización y el refinamiento de las habilidades motoras. El niño comienza a desarrollar destrezas específicas relacionadas con actividades deportivas, artísticas o instrumentales. La práctica y la repetición son cruciales para la automatización de movimientos complejos y el desarrollo de la eficiencia motora. En esta fase, se observa una mayor influencia del contexto social y cultural, donde las oportunidades de aprendizaje y la motivación juegan un papel determinante en el desarrollo de habilidades especializadas y en la consecución de metas motoras específicas. Se va más allá del pensamiento abstracto de Piaget, incluyendo la capacidad de auto-regular el movimiento y la ejecución estratégica.

En conclusión, comprender el desarrollo motor requiere un enfoque holístico que vaya más allá de la simple categorización piagetiana. La integración de factores biológicos, ambientales y socioculturales permite una visión más completa y matizada de las cuatro etapas descritas, reforzando la importancia de una estimulación temprana adecuada y un entorno que favorezca el desarrollo pleno de las capacidades motoras del individuo.