¿Cuáles son los 5 recursos cohesivos?

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La cohesión textual se logra mediante diversos mecanismos. Emplear sinónimos, hiperónimos, pronombres y la elipsis permite conectar las ideas con fluidez, evitando repeticiones innecesarias y clarificando las relaciones entre los elementos del texto.

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Los 5 pilares de la cohesión textual: Más allá de la simple repetición

La cohesión textual, ese arte invisible que transforma un conjunto de oraciones en un discurso fluido y comprensible, se construye sobre la base de la interconexión. No se trata simplemente de encadenar frases, sino de tejer una red de relaciones entre las ideas, donde cada elemento se sustenta y complementa con los demás. Si bien existen múltiples mecanismos para lograrlo, podemos identificar cinco recursos cohesivos fundamentales que actúan como pilares de esta arquitectura textual:

  1. Sustitución por sinónimos: Evitar la monotonía léxica es crucial para mantener la atención del lector y enriquecer la expresión. Los sinónimos, palabras con significados similares, permiten referirse a un mismo concepto de diversas maneras, evitando la repetición excesiva. Por ejemplo, en lugar de repetir constantemente “casa”, podemos utilizar alternativas como “vivienda”, “hogar”, “domicilio” o “morada”, dependiendo del contexto y la intención comunicativa.

  2. Empleo de hiperónimos: A veces, la precisión no exige nombrar un elemento específico, sino englobarlo dentro de una categoría más amplia. Los hiperónimos, términos que abarcan un conjunto de elementos, son ideales para esta función. Si hablamos de “rosas”, “margaritas” y “lirios”, podemos referirnos a ellos posteriormente como “flores”, logrando una mayor concisión y evitando la enumeración repetitiva.

  3. Utilización de pronombres: Estos pequeños héroes de la cohesión textual actúan como sustitutos de nombres o frases nominales, evitando la redundancia y clarificando las relaciones entre los elementos del texto. En lugar de repetir “El gato saltó sobre la mesa. El gato derribó un jarrón”, podemos decir “El gato saltó sobre la mesa. Él derribó un jarrón”. La conexión entre ambas acciones se establece de forma clara y concisa gracias al pronombre.

  4. Recurso de la elipsis: A veces, la mejor manera de conectar ideas es a través del silencio. La elipsis, omisión de un elemento que se sobreentiende por el contexto, aporta dinamismo y fluidez al texto. Si decimos “María estudia medicina; Juan, ingeniería”, entendemos implícitamente que Juan también “estudia”. La elipsis del verbo evita la repetición innecesaria y agiliza la lectura.

  5. Conectores discursivos: Aunque no se mencionan en el fragmento inicial, es fundamental incluir los conectores como un recurso cohesivo esencial. Estas palabras o frases actúan como puentes entre las ideas, explicitando las relaciones lógicas entre ellas (causa, consecuencia, oposición, adición, etc.). Ejemplos como “por lo tanto”, “sin embargo”, “además”, “en consecuencia” guían al lector a través del razonamiento y fortalecen la estructura del texto.

En resumen, la cohesión textual no se limita a la ausencia de repeticiones. Es un entramado complejo donde sinónimos, hiperónimos, pronombres, elipsis y conectores discursivos se combinan para crear un discurso fluido, comprensible y atractivo, donde cada pieza encaja perfectamente en el rompecabezas del significado.