¿Cuándo se da una comunicación eficaz?

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La comunicación eficaz ocurre cuando el mensaje enviado por el emisor llega al receptor con precisión, reflejando la intención original del emisor.

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La Comunicación Eficaz: Más Allá de la Transmisión de Palabras

La comunicación, en su esencia, es un proceso complejo que trasciende la simple transmisión de información. A menudo se confunde con la mera emisión de un mensaje, pero una comunicación verdaderamente eficaz va mucho más allá. Se da cuando el mensaje enviado por el emisor llega al receptor con precisión, reflejando la intención original del emisor, pero este acierto no es un fin en sí mismo, sino el resultado de una cuidadosa consideración de múltiples factores. No se trata solo de qué se dice, sino también de cómo se dice y quién lo dice.

La creencia popular de que la comunicación eficaz reside únicamente en la claridad del mensaje es una simplificación excesiva. Si bien la precisión lingüística es fundamental, un mensaje perfectamente claro puede fracasar si no se considera el contexto. Imaginemos un directivo que comunica un recorte de personal con un tono frío e impersonal. Si bien la información es precisa, la falta de empatía y la ausencia de un plan de apoyo pueden generar una respuesta negativa e incluso perjudicial para la moral de la empresa, invalidando la “eficacia” de la comunicación a pesar de su precisión.

Por lo tanto, la comunicación eficaz se produce cuando se cumple una serie de condiciones interrelacionadas:

  • Claridad: El mensaje debe ser conciso, preciso y fácilmente comprensible para el receptor, evitando ambigüedades y jerga innecesaria. La elección del lenguaje debe adecuarse al conocimiento previo del receptor.

  • Concisión: Un mensaje largo y redundante puede distraer al receptor y dificultar la comprensión del mensaje principal. La brevedad estratégica mejora la retención y la asimilación de la información.

  • Coherencia: El mensaje debe ser consistente y lógico, evitando contradicciones internas que generen confusión. Las ideas deben estar interrelacionadas de forma clara y secuencial.

  • Pertinencia: El mensaje debe ser relevante para el receptor y responder a una necesidad o interés específico. Un mensaje irrelevante se perderá en el ruido de la información diaria.

  • Empatía: Considerar el punto de vista del receptor, su estado emocional y su contexto cultural es crucial para una comunicación eficaz. La empatía permite adaptar el mensaje a las necesidades del público objetivo.

  • Retroalimentación: La comunicación eficaz no es unidireccional. La retroalimentación permite al emisor verificar si el mensaje ha sido recibido y comprendido correctamente, facilitando ajustes y aclaraciones.

En resumen, la comunicación eficaz es un proceso dinámico, interactivo y contextual. Se trata de una habilidad que se perfecciona con la práctica y la reflexión, requiriendo una constante evaluación de los resultados y una adaptación a las circunstancias específicas de cada interacción. No es suficiente transmitir la información; hay que asegurarse de que sea recibida, comprendida y, en última instancia, tenga el impacto deseado.