¿Cuántos minutos crecen los días a partir del 21 de diciembre?

El Regreso de la Luz: ¿Cuánto Crecen los Días Tras el Solsticio de Invierno?

El 21 de diciembre, en el hemisferio norte, celebramos el solsticio de invierno, el día más corto del año. Pero tras esta aparente culminación de la oscuridad, se inicia un proceso sutil pero esperanzador: el lento y constante crecimiento de la luz solar. La pregunta que muchos se hacen es: ¿cuánto crecen los días a partir de esa fecha?

La respuesta no es un número fijo y fácil de memorizar. La ganancia diaria en la duración del día tras el solsticio de invierno no es constante. Si bien en los primeros días posteriores al 21 de diciembre la luz se extiende aproximadamente medio minuto por día, este incremento no es lineal. Es decir, no ganaremos medio minuto exactamente cada día. El aumento es gradual y progresivo, acelerándose ligeramente a medida que nos acercamos al equinoccio de primavera (alrededor del 20 de marzo).

Imaginemos una curva ascendente suave, representando el incremento de la duración de la luz solar. La pendiente de esa curva es inicialmente leve, ganando apenas unos segundos extra en ciertos días, para luego volverse más pronunciada conforme se acerca la primavera. Esta variación se debe a la inclinación del eje terrestre y a la forma elíptica de la órbita de la Tierra alrededor del Sol. Factores como la latitud geográfica también influyen en la cantidad de minutos ganados diariamente. En latitudes más altas, el cambio será más notable.

Es importante destacar que, a pesar de este incremento diario, la duración total del día sigue siendo de 24 horas. Lo que aumenta es la cantidad de horas de luz solar, mientras que la cantidad de horas de oscuridad disminuye. Es un cambio imperceptible a simple vista en los primeros días, pero que se hace cada vez más evidente a medida que avanzan las semanas.

Por lo tanto, la afirmación de “medio minuto diario” es una aproximación, una simplificación útil para comprender el fenómeno. La realidad es más compleja, pero la esencia permanece: tras el solsticio de invierno, el sol vuelve a regalarnos, poco a poco, un incremento de luz, un símbolo palpable del renacimiento de la naturaleza y la promesa de días más largos y soleados. Observar este cambio gradual, casi imperceptible al principio, se convierte en una pequeña y fascinante lección de astronomía cotidiana.