¿Por qué quitaron a Plutón del Sistema Solar?
Plutón perdió su estatus de planeta porque, aunque es casi esférico y orbita al Sol, no ha logrado limpiar su órbita. Esto significa que no ha atraído ni expulsado otros objetos celestes de tamaño comparable que comparten su trayectoria alrededor del Sol, a diferencia de los planetas mayores.
El Descenso de Plutón: Un Viaje desde Planeta a Planeta Enano
Durante décadas, Plutón fue un miembro querido y reconocido del Sistema Solar, el noveno planeta que, en las ilustraciones de libros de texto, se encontraba al final de una larga fila de gigantes gaseosos y mundos rocosos. Sin embargo, en 2006, una decisión audaz sacudió al mundo de la astronomía: la Unión Astronómica Internacional (UAI) votó para reclasificar a Plutón, relegándolo de planeta a planeta enano. Pero, ¿qué llevó a esta drástica medida?
La respuesta radica en la definición misma de planeta. Durante mucho tiempo, la definición fue implícita, basada más en la tradición y la observación que en criterios estrictos. A medida que nuestra comprensión del Sistema Solar se profundizaba, se hacía evidente la necesidad de una definición más precisa y científica.
La UAI, reconociendo esta necesidad, propuso tres criterios fundamentales para que un cuerpo celeste sea considerado un planeta:
- Debe orbitar alrededor del Sol. Este criterio Plutón lo cumple sin problemas.
- Debe tener suficiente masa para que su propia gravedad le dé una forma casi esférica (equilibrio hidrostático). Plutón también cumple este criterio; su forma redonda es el resultado de su propia gravedad.
- Debe haber “limpiado su órbita”. Aquí es donde Plutón falló estrepitosamente.
¿Qué significa “limpiar su órbita”? En esencia, significa que el planeta debe ser gravitacionalmente dominante en su vecindad. Debe haber atraído (acreción) o expulsado (colisión) la mayoría de los otros objetos celestes de tamaño comparable que comparten su trayectoria orbital alrededor del Sol. Los planetas mayores, como la Tierra, Marte o Júpiter, han logrado este dominio, actuando como “aspiradoras” gravitacionales en sus respectivas órbitas.
Plutón, en cambio, comparte su órbita con una multitud de objetos similares en tamaño y composición, ubicados en el Cinturón de Kuiper, una región helada más allá de Neptuno. Estos objetos, al no haber sido “limpiados” por la influencia gravitacional de Plutón, representan una diferencia fundamental entre Plutón y los planetas mayores.
En resumen, la pérdida del estatus de planeta de Plutón no se debió a que dejó de orbitar al Sol o a que perdió su forma redonda. Fue la incapacidad de “limpiar su órbita” lo que selló su destino.
Esta reclasificación no disminuye la importancia de Plutón en la exploración y el conocimiento del Sistema Solar. Al contrario, la misión New Horizons, que sobrevoló Plutón en 2015, reveló un mundo sorprendentemente complejo y fascinante, con montañas de hielo, vastas llanuras y una atmósfera tenue. Plutón sigue siendo un objeto de estudio crucial para comprender la formación y evolución del Sistema Solar exterior, y su historia nos recuerda la importancia de la constante revisión y refinamiento de nuestras definiciones científicas a medida que descubrimos más sobre el universo que nos rodea. El “descenso” de Plutón no es una tragedia, sino una lección valiosa sobre la naturaleza dinámica de la ciencia y nuestra búsqueda continua por comprender el cosmos.
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