¿Qué es la cohesión y cuáles son sus tipos?

La Cohesión Textual: El Pegamento que Une Ideas y Construye Significados

Imagina un rompecabezas con piezas sueltas, incapaces de formar una imagen coherente. Algo similar ocurre con un texto sin cohesión: ideas inconexas, frases desordenadas y un mensaje que se desmorona antes de llegar al lector. La cohesión textual, en esencia, es el pegamento que une las partes de un escrito, transformando fragmentos aislados en un todo significativo y comprensible.

No se trata simplemente de juntar oraciones una tras otra. La cohesión textual va más allá, creando una red de conexiones explícitas entre frases, oraciones y párrafos. A través de recursos léxicos y gramaticales cuidadosamente seleccionados, se establece un flujo lógico y armonioso que guía al lector a través del texto, facilitando la comprensión y la retención del mensaje.

Pero, ¿cómo se logra esta cohesión? ¿Qué herramientas tenemos a nuestra disposición para construir un texto cohesionado y eficaz? La respuesta radica en comprender los diferentes tipos de cohesión que podemos emplear:

1. Cohesión Léxica: Se basa en la repetición o sustitución de palabras y expresiones clave. A través de este tipo de cohesión, se mantiene la unidad temática y se evita la monotonía en el texto.

• Repetición: Usar la misma palabra o frase para reforzar una idea y mantener el foco en el tema central. Ejemplo: “El cambio climático es una amenaza global. El cambio climático exige medidas urgentes.”
• Sinonimia: Emplear sinónimos o palabras con significado similar para evitar la repetición y enriquecer el vocabulario. Ejemplo: “El coche era muy rápido. El automóvil aceleró a fondo.”
• Antonimia: Utilizar antónimos o palabras con significado opuesto para contrastar ideas y generar interés. Ejemplo: “La alegría era palpable, la tristeza había desaparecido.”
• Hiperonimia/Hiponimia: Relacionar términos generales (hiperónimos) con términos más específicos (hipónimos) o viceversa. Ejemplo: “Compramos varias frutas: manzanas, plátanos y naranjas.” (Fruta es el hiperónimo, manzanas, plátanos y naranjas son los hipónimos).
• Campos Semánticos: Utilizar palabras relacionadas por su significado dentro de un mismo campo temático. Ejemplo: “El médico, la enfermera y el cirujano trabajaron en el hospital para salvar al paciente.”

2. Cohesión Gramatical: Se centra en el uso correcto de elementos gramaticales para establecer relaciones entre las diferentes partes del texto.

• Referencia: Utilizar pronombres (él, ella, esto, aquel), demostrativos (este, ese, aquel) o adverbios (aquí, allí) para referirse a elementos mencionados previamente en el texto. Ejemplo: “Juan llegó tarde. Él se disculpó por el retraso.”
• Elipsis: Omitir palabras o frases que se sobreentienden por el contexto. Ejemplo: “¿Tú estudias español? Yo, sí.” (Se omite “estudio español” ya que se entiende por la pregunta).
• Conectores: Utilizar conjunciones, adverbios y locuciones adverbiales para indicar la relación lógica entre las ideas (causa, consecuencia, contraste, adición, etc.). Ejemplos: “Sin embargo”, “Por lo tanto”, “Además”, “En consecuencia”. “La lluvia era intensa; por lo tanto, decidimos quedarnos en casa.”
• Paralelismo: Repetir la estructura gramatical en diferentes oraciones o frases para crear ritmo y claridad. Ejemplo: “Fuimos a la playa, nadamos en el mar, tomamos el sol y comimos helado.”

En definitiva, la cohesión textual no es un simple adorno, sino un elemento fundamental para la claridad y la eficacia de cualquier escrito. Dominar los diferentes tipos de cohesión y aplicarlos conscientemente en nuestra escritura nos permitirá construir textos más fluidos, coherentes y fáciles de comprender, conectando con el lector y transmitiendo nuestro mensaje de manera efectiva. Al igual que un arquitecto utiliza el cemento para unir los ladrillos y construir un edificio sólido, nosotros, como escritores, debemos utilizar la cohesión textual para unir nuestras ideas y construir un texto que perdure.