¿Qué es la etapa latente de 6 a 12 años?
La Etapa Latente: Un Horizonte de Crecimiento Social e Intelectual
La infancia se despliega en etapas, cada una marcada por un desarrollo particular. Mientras la etapa anterior, la fálica, estaba fuertemente influenciada por la exploración de la identidad y la sexualidad propia, la etapa latente, que abarca aproximadamente desde los 6 hasta los 12 años, presenta un cambio significativo en el foco del desarrollo. No se trata de una ausencia de desarrollo, sino de una reorientación de la energía psíquica hacia un terreno fundamentalmente social, intelectual y deportivo.
Esta reorientación, descrita por Sigmund Freud, no implica una desaparición de la libido, sino una transformación en su expresión. El niño deja de centrarse en la sexualidad como motor principal y empieza a canalizar sus energías en la interacción con sus iguales, en la exploración de su entorno social y en la búsqueda del conocimiento. Los juegos, la escuela, los deportes, las amistades y la construcción de relaciones sociales toman protagonismo.
Esta etapa se caracteriza por un aumento notable del interés por la adquisición de conocimientos, por la socialización y por la necesidad de pertenencia a grupos. Los niños empiezan a formarse una identidad más allá de sí mismos, construyendo su lugar en la sociedad infantil y adolescente, y compartiendo experiencias y valores con sus compañeros. El juego, ya sea grupal o individual, es un instrumento crucial en este proceso.
El desarrollo intelectual también cobra vital importancia. La capacidad de razonamiento, la lógica y la comprensión del mundo a través de la interacción con la realidad y el aprendizaje escolar experimentan un crecimiento exponencial. La curiosidad por el conocimiento y la formulación de preguntas son características prominentes de esta etapa. La escuela desempeña un papel fundamental, no solo como transmisora de conocimientos, sino como escenario donde los niños construyen su identidad social y desarrollan habilidades esenciales para su futuro.
Sin embargo, esta reorientación no implica una supresión completa de las pulsiones previas. La etapa latente no es un vacío, sino un período de contención y redireccionamiento de la energía psíquica. Los conflictos internos, las tensiones y la búsqueda de identidad pueden manifestarse de maneras sutiles, a través de la rivalidad con los compañeros, la búsqueda de reconocimiento o la necesidad de pertenecer a un grupo. La gestión emocional y la construcción de relaciones saludables con los demás cobran especial relevancia.
En definitiva, la etapa latente, lejos de ser un periodo de estancamiento, es una etapa de exploración y crecimiento social e intelectual crucial. Es el momento en que los niños construyen su identidad, desarrollan habilidades sociales y forjan su lugar en el mundo, sentando las bases para la siguiente etapa, la de la pubertad y la adolescencia. Comprender esta fase permite a los padres y educadores brindar un apoyo más efectivo a los niños, favoreciendo un desarrollo sano y equilibrado.
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