¿Quién hace la concreción curricular?

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El docente es quien realiza la concreción curricular, adaptándola a las necesidades específicas del grupo o clase. Esta fase incluye las unidades de programación que se llevarán a cabo durante todo el curso escolar.

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La Concreción Curricular: El Arte de Adaptar el Currículo a las Aulas

El currículo oficial, ese marco general que establece los objetivos de aprendizaje para cada etapa educativa, es como un traje a medida que necesita ajustes para sentar a la perfección. Es en la concreción curricular donde se realiza esa crucial adaptación, transformando las directrices generales en un plan de acción específico y tangible para cada grupo de alumnos. Y el sastre encargado de esta delicada labor es, sin duda, el docente.

Más allá de una simple transcripción de objetivos, la concreción curricular representa un proceso reflexivo y creativo donde el profesor, en su rol de mediador pedagógico, analiza el contexto específico de su aula. Considera las características, necesidades e intereses de sus estudiantes, la realidad sociocultural del centro y los recursos disponibles, para dar forma a un currículo a medida. No se trata de rebajar las expectativas, sino de construir el camino más efectivo para alcanzarlas.

Este proceso implica la selección y secuenciación de contenidos, la elección de metodologías didácticas que promuevan el aprendizaje significativo y la determinación de criterios e instrumentos de evaluación que permitan un seguimiento real del progreso del alumnado. La concreción curricular se materializa en las unidades de programación, esos mapas de ruta que guían el trabajo docente a lo largo del curso escolar. Cada unidad, a su vez, se compone de sesiones interconectadas que desarrollan los contenidos de forma progresiva y coherente.

La importancia de la concreción curricular reside en su capacidad para acercar el currículo oficial a la realidad del aula. Un currículo general, por bien diseñado que esté, no puede prever la diversidad de situaciones que se dan en cada contexto educativo. Es el docente, con su conocimiento del grupo y su experiencia profesional, quien puede dotar al currículo de la flexibilidad y la pertinencia necesarias para que el aprendizaje sea realmente efectivo.

La concreción curricular no es, por tanto, un trámite burocrático, sino un acto de responsabilidad profesional que permite al docente ejercer su autonomía pedagógica y construir un aprendizaje significativo y relevante para sus alumnos. Es, en definitiva, el arte de tejer puentes entre el currículo prescrito y el aprendizaje real.