¿Cuando una persona fallece, ¿qué pasa con Hacienda?

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Tras el fallecimiento, la responsabilidad fiscal del difunto recae en sus herederos. Éstos deben presentar, dentro de los plazos legales, la declaración de la renta del año incompleto, incluyendo cualquier pago a cuenta del IRPF pendiente, asumiendo así las obligaciones tributarias del causante.

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El último tributo: ¿Qué ocurre con Hacienda tras un fallecimiento?

La muerte, un proceso inevitable, trae consigo no solo dolor y reajustes emocionales, sino también una serie de trámites legales y administrativos, entre ellos los relativos a Hacienda. A menudo, en medio del duelo, la familia se enfrenta a la incertidumbre de qué hacer con las obligaciones fiscales del fallecido. Despejemos algunas dudas sobre este proceso, a veces complejo.

Tras el fallecimiento de una persona, su responsabilidad fiscal no desaparece. En realidad, se transfiere a sus herederos, quienes asumen la figura de herederos y legatarios a efectos fiscales. Esto implica que, además de recibir los bienes y derechos del difunto, también heredan sus obligaciones tributarias pendientes.

Uno de los trámites más importantes es la presentación de la declaración de la renta del año en que se produce el fallecimiento. Esta declaración, que debe presentarse dentro de los seis meses posteriores al deceso, abarca el periodo comprendido entre el 1 de enero y la fecha del fallecimiento. En ella se deben incluir todos los ingresos obtenidos por el causante durante ese periodo, así como las deducciones y retenciones correspondientes. Es crucial tener en cuenta que cualquier pago a cuenta del IRPF pendiente también deberá ser abonado.

Además de la declaración del año incompleto, los herederos pueden tener que presentar otras declaraciones, como la del Impuesto de Sucesiones y Donaciones (ISD), que grava la transmisión del patrimonio del fallecido a sus herederos. Este impuesto es autonómico, por lo que sus plazos y tipos impositivos varían según la comunidad autónoma.

La responsabilidad de los herederos se limita al valor de los bienes recibidos en herencia. Es decir, no tendrán que pagar más de lo que heredan. Sin embargo, es fundamental realizar todos los trámites correctamente y dentro de los plazos establecidos para evitar sanciones e intereses de demora.

Para facilitar este proceso, es recomendable recopilar toda la documentación fiscal del fallecido, como las declaraciones de renta de años anteriores, nóminas, certificados de retenciones, etc. Contar con el asesoramiento de un profesional especializado en materia fiscal también puede ser de gran ayuda para navegar por las complejidades del sistema tributario y asegurar el cumplimiento de todas las obligaciones.

En definitiva, el fallecimiento de un ser querido conlleva una serie de responsabilidades fiscales que es importante conocer y gestionar adecuadamente. Informarse y buscar asesoramiento profesional son claves para evitar problemas y asegurar una transición ordenada en este delicado momento. Recordar que, aunque el proceso pueda parecer abrumador, existen recursos y profesionales disponibles para ayudar a las familias a afrontar estas obligaciones.