¿Qué hacer cuando firmas de aval y no pagan?

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Si el deudor incumple, el acreedor puede reclamar directamente al avalista el pago total de la deuda. El incumplimiento del avalista puede resultar en el embargo de sus bienes y su comparecencia ante un tribunal. La acción legal contra el avalista es independiente de la acción contra el deudor principal.

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Avalar una deuda: Cuando la confianza se convierte en un problema legal

Firmar como avalista es un acto de confianza, un respaldo a la solvencia de otra persona. Sin embargo, la buena fe puede convertirse rápidamente en un problema legal si el deudor principal incumple sus obligaciones. ¿Qué sucede entonces? La situación se torna compleja y requiere un conocimiento preciso de los derechos y obligaciones implicados.

La responsabilidad del avalista es, en esencia, una garantía de pago. A diferencia de un fiador, que solo responde subsidiariamente (es decir, después de que el deudor haya sido requerido sin éxito), el avalista responde solidaria e ilimitadamente por la deuda. Esto significa que el acreedor puede dirigirse directamente al avalista para exigir el pago total de la deuda, sin necesidad de requerir previamente el pago al deudor principal. Esta facultad del acreedor se desprende del principio de solidaridad que rige la relación entre las partes.

Si el deudor no paga, el acreedor tiene derecho a reclamar el total de la deuda al avalista. Este último no puede alegar que el deudor tiene bienes para cubrir la deuda, o que éste debería ser requerido primero. La acción legal contra el avalista es completamente independiente de la que pueda emprenderse contra el deudor. Esto implica que el acreedor puede demandar simultáneamente a ambos, o solo al avalista si así lo decide.

El incumplimiento del avalista puede tener consecuencias graves. El acreedor puede iniciar acciones judiciales para el cobro de la deuda, lo que puede conllevar el embargo de bienes del avalista, incluyendo cuentas bancarias, propiedades inmobiliarias, vehículos, etc. Además, el avalista se expone a la ejecución forzosa de sus bienes, un proceso que puede culminar en una subasta pública para cubrir la deuda. Más allá del aspecto económico, el avalista también puede enfrentar una demanda por daños y perjuicios, si el acreedor ha sufrido pérdidas adicionales por el incumplimiento. Finalmente, la comparecencia ante un tribunal para responder por la deuda es una posibilidad real.

Antes de firmar como avalista, es crucial comprender completamente las implicaciones legales. Se recomienda analizar cuidadosamente el contrato, conocer la solvencia del deudor y, en caso de duda, buscar asesoramiento legal. Un abogado puede explicar detalladamente los derechos y obligaciones, así como las posibles consecuencias del aval, permitiendo una decisión informada y previniendo futuros problemas. Recuerda, la firma de un aval es un compromiso serio que puede afectar significativamente tu patrimonio personal. No lo tomes a la ligera. Informarse y asesorarse adecuadamente es la mejor manera de evitar situaciones desagradables y proteger tu futuro financiero.