¿Qué le dice una roca a la otra?
El silencioso diálogo de las piedras
Las rocas, esos testigos silenciosos del paso del tiempo, ¿tendrán algo que decirse? Inmersas en la inmovilidad aparente, expuestas a la intemperie, erosionadas por el viento y el agua, podríamos pensar que su existencia es un monólogo de quietud. Sin embargo, si agudizamos la escucha, quizá podamos percibir un diálogo sutil, un intercambio de energía ancestral que se escapa a nuestra comprensión inmediata.
¿Qué se dicen dos piedras? La respuesta, por supuesto, no se encuentra en vibraciones audibles ni en palabras articuladas. Su comunicación trasciende lo verbal, se teje en la textura misma de su ser. Imaginemos dos rocas, una junto a la otra, en la cima de una montaña. Han compartido milenios, han sentido el peso de glaciares, el calor del sol implacable y la caricia suave de la lluvia. Su conversación es un intercambio silencioso de historias grabadas en cada estrato, en cada grieta, en cada grano de mineral.
Se transmiten la memoria de la tierra, el eco de terremotos olvidados, el susurro del viento que esculpió sus formas. Se cuentan, en un lenguaje secreto, la lenta danza de los continentes, el nacimiento y la muerte de montañas, el flujo constante de la vida que las rodea.
Y si pudiéramos traducir ese lenguaje pétreo a nuestro limitado vocabulario humano, quizá escucharíamos una frase que resume la esencia de su existencia, un suspiro cargado de la estoica aceptación de su destino: ¡Qué pedregosa es la vida!
Esta expresión, aparentemente simple, encierra la profunda comprensión de una existencia marcada por la resistencia, la perseverancia y la adaptación. No es una queja, sino una constatación. Una aceptación de la dureza del entorno, de la lentitud de los cambios, de la ineludible fuerza de la naturaleza.
Así, la próxima vez que te encuentres ante un paisaje rocoso, intenta escuchar el silencioso diálogo de las piedras. Detrás de su aparente inmutabilidad, se esconde una rica historia, una profunda sabiduría y una forma de comunicación que nos invita a reflexionar sobre nuestra propia existencia, tan fugaz en comparación con la suya. Quizá, al comprender su silencioso lenguaje, podamos aprender a apreciar la belleza de la perseverancia y la fuerza serena de la naturaleza.
#Piedra:#RocaComentar la respuesta:
¡Gracias por tus comentarios! Tus comentarios son muy importantes para ayudarnos a mejorar nuestras respuestas en el futuro.