¿Cuántas estrofas tiene el poema Te quiero de Mario Benedetti?

La Brevedad Profunda de “Te quiero”: Un análisis de la estructura del poema de Benedetti

Mario Benedetti, maestro de la sencillez y la profundidad, nos legó una miríada de poemas que resuenan con la cotidianidad y la emoción humana. Entre ellos, “Te quiero” destaca por su aparente simplicidad, una cualidad que esconde una estructura cuidadosamente construida. A primera vista, su concisión podría llevar a subestimar su complejidad, pero un análisis minucioso revela una precisión formal que potencia su impacto emocional.

La pregunta que nos convoca es: ¿cuántas estrofas conforman este emblemático poema? La respuesta, aparentemente simple, esconde en sí misma un elemento clave para entender la obra: “Te quiero” se compone de nueve estrofas. Cada una de estas unidades poéticas se erige con la solidez de cuatro versos, creando un total de treinta y seis versos octosílabos. Esta uniformidad métrica, la constante presencia del octosílabo, contribuye a una fluidez rítmica que envuelve al lector, llevándolo a través de las diferentes etapas del sentimiento expresado.

Pero la cifra de nueve estrofas no es un dato aislado. Representa una estructura cuidadosamente calibrada. No es una casualidad que Benedetti haya elegido este número. La disposición en nueve estrofas, con sus treinta y seis versos, crea una sensación de totalidad, de ciclo completo. No es una sucesión lineal y monótona, sino un movimiento ascendente y descendente que imita la propia experiencia del amor, con sus altibajos, sus momentos de intensidad y sus instantes de calma. La repetición de la estructura, lejos de resultar monótona, refuerza la insistencia, la certeza del sentimiento expresado.

La armonía entre la forma y el contenido es, pues, fundamental en “Te quiero”. No se trata solo de un recuento de estrofas, sino de una exploración de cómo la estructura formal contribuye a la potencia expresiva del poema. Las nueve estrofas, con su regularidad métrica, construyen un marco sólido para la expresión de un sentimiento tan complejo y universal como el amor, demostrando una vez más la maestría poética de Mario Benedetti en la economía de recursos y la eficacia expresiva. La concisión del poema, lejos de empobrecerlo, lo potencia, convirtiéndolo en un canto atemporal y universal sobre el amor en su forma más pura y sincera.