¿Cómo absorben los nutrientes los enterocitos?

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Los enterocitos absorben azúcares simples: glucosa, galactosa y fructosa. La glucosa y la galactosa emplean un transporte activo acoplado a sodio, mediado por el cotransportador SGLT1, que simultáneamente mueve sodio y monosacárido hacia el interior celular. La fructosa utiliza un mecanismo de transporte distinto.

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Los Enterocitos: Pilares de la Absorción Nutricional: Enfoque en la Absorción de Monosacáridos

Los enterocitos, las células epiteliales cilíndricas que recubren las vellosidades intestinales, son los verdaderos obreros de la absorción intestinal. Su intrincada estructura, con microvellosidades que amplían enormemente la superficie de contacto, les permite captar los nutrientes digeridos y transportarlos al torrente sanguíneo para su distribución por todo el organismo. Este artículo se centrará en uno de los procesos más cruciales que realizan los enterocitos: la absorción de monosacáridos, los azúcares simples que resultan de la digestión de carbohidratos más complejos.

Después de que el almidón y otros polisacáridos son descompuestos en el intestino delgado, el resultado final es una mezcla de azúcares simples: glucosa, galactosa y fructosa. Estos monosacáridos son la forma en que el cuerpo puede utilizar la energía contenida en los carbohidratos. Sin embargo, no todos se absorben de la misma manera.

La Glucosa y la Galactosa: Transporte Activo Asistido por el Sodio

La glucosa y la galactosa, dos de los monosacáridos más importantes para la obtención de energía, utilizan un mecanismo de transporte particularmente eficiente: el transporte activo secundario, específicamente un transporte acoplado a sodio. Este proceso se basa en la existencia de un gradiente de concentración de sodio, generado por una bomba sodio-potasio (Na+/K+ ATPasa) ubicada en la membrana basolateral del enterocito. Esta bomba expulsa activamente sodio fuera de la célula, manteniendo una baja concentración intracelular de sodio.

Aquí es donde entra en juego el cotransportador SGLT1 (Sodium-Glucose co-Transporter 1), una proteína integral de membrana ubicada en la membrana apical (la que está en contacto con la luz intestinal) del enterocito. El SGLT1 aprovecha el gradiente de sodio para transportar simultáneamente tanto sodio como glucosa o galactosa hacia el interior de la célula. Es decir, el movimiento de sodio “arrastra” consigo al monosacárido. Este es un ejemplo de transporte activo secundario porque la energía para transportar el monosacárido no proviene directamente del ATP, sino del gradiente de concentración de sodio, el cual fue mantenido por la bomba Na+/K+ ATPasa que sí utiliza ATP.

La eficiencia de este sistema radica en su capacidad para captar glucosa y galactosa incluso cuando su concentración en la luz intestinal es relativamente baja. Esto es crucial para asegurar que se absorba la mayor cantidad posible de estos nutrientes vitales. Una vez dentro del enterocito, la glucosa y la galactosa son transportadas a través de la membrana basolateral hacia el torrente sanguíneo, generalmente por otro transportador llamado GLUT2.

La Fructosa: Un Camino Diferente

A diferencia de la glucosa y la galactosa, la fructosa utiliza un mecanismo de transporte distinto para ingresar al enterocito. Si bien los detalles específicos pueden variar según la región del intestino y la concentración de fructosa, generalmente se considera que la fructosa se absorbe principalmente mediante difusión facilitada a través de un transportador diferente, GLUT5. Este tipo de transporte no requiere energía metabólica directa, pero sí depende de la presencia del transportador GLUT5 en la membrana celular.

La absorción de fructosa es generalmente más lenta y menos eficiente que la de glucosa y galactosa. Además, la capacidad de absorción de fructosa en el intestino delgado es limitada, y el consumo excesivo de fructosa puede provocar malabsorción y problemas gastrointestinales en algunas personas.

En Resumen

La absorción de monosacáridos por los enterocitos es un proceso fundamental para la nutrición. Mientras que la glucosa y la galactosa dependen de un sistema de transporte activo acoplado al sodio, mediado por el SGLT1, la fructosa sigue una ruta diferente, utilizando principalmente la difusión facilitada a través de GLUT5. Comprender estos mecanismos nos permite apreciar la complejidad y la eficiencia de la absorción intestinal y cómo diferentes nutrientes son manejados de manera distinta por el organismo. El futuro de la investigación en este campo se centra en comprender las variaciones individuales en la absorción de estos nutrientes y cómo optimizar la función intestinal para una mejor salud general.