¿Cómo clasifica a los microorganismos de acuerdo a los requerimientos de oxígeno molecular?

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Los microorganismos se clasifican según su necesidad de oxígeno: aerobios estrictos (requieren oxígeno), anaerobios estrictos (no toleran el oxígeno) y facultativos (crecen con o sin oxígeno). Algunos microorganismos también se desarrollan mejor en bajas concentraciones de oxígeno (microaerófilos) o toleran su presencia sin utilizarlo (aerotolerantes).

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Bailando con el oxígeno: Clasificación microbiana según su requerimiento

El oxígeno, esencial para la vida de muchos organismos, puede ser un arma de doble filo para el mundo microbiano. Mientras algunos microorganismos lo abrazan como un componente vital para su metabolismo, otros lo rehúyen como si fuera un veneno. Esta relación dicotómica con el oxígeno molecular (O₂) nos permite clasificarlos en distintos grupos, cada uno con adaptaciones específicas para sobrevivir en su nicho ambiental.

La principal clasificación se basa en la dependencia o tolerancia al oxígeno, distinguiendo cinco categorías principales:

  1. Aerobios estrictos: Estos microorganismos son los “adictos” al oxígeno. Su metabolismo depende absolutamente de la presencia de O₂ para la respiración aeróbica, un proceso altamente eficiente que les permite obtener la máxima energía de los nutrientes. Ejemplos notables incluyen Mycobacterium tuberculosis, causante de la tuberculosis, y Pseudomonas aeruginosa, un patógeno oportunista. Sin oxígeno, simplemente no pueden sobrevivir.

  2. Anaerobios estrictos: Para este grupo, el oxígeno es tóxico. Su maquinaria metabólica no solo no lo utiliza, sino que resulta dañada por su presencia. Generan energía a través de la fermentación o la respiración anaeróbica, utilizando otras moléculas como aceptores finales de electrones. Clostridium botulinum, productor de la toxina botulínica, y Bacteroides fragilis, habitante común del intestino humano, son ejemplos de anaerobios estrictos. Su cultivo requiere ambientes completamente libres de oxígeno, utilizando técnicas especiales como cámaras anaeróbicas.

  3. Anaerobios facultativos: Estos microorganismos son los más versátiles y “oportunistas” en términos de respiración. Pueden crecer tanto en presencia como en ausencia de oxígeno. Cuando hay O₂ disponible, lo utilizan para la respiración aeróbica, maximizando su producción energética. Sin embargo, si el oxígeno escasea, cambian a la fermentación o respiración anaeróbica. Escherichia coli, habitante habitual del intestino, y Saccharomyces cerevisiae, la levadura de la cerveza, son ejemplos clásicos de anaerobios facultativos. Su adaptabilidad les permite colonizar una amplia gama de ambientes.

  4. Microaerófilos: Este grupo se encuentra en un punto intermedio. Requieren oxígeno para sobrevivir, pero a concentraciones mucho menores que las atmosféricas. Niveles altos de O₂ pueden resultarles tóxicos. Campylobacter jejuni, una bacteria causante de gastroenteritis, es un ejemplo de microaerófilo, prefiriendo ambientes con concentraciones de oxígeno entre el 5% y el 10%.

  5. Aerotolerantes: A diferencia de los microaerófilos, estos microorganismos no utilizan el oxígeno para su metabolismo. Obtienen energía exclusivamente a través de la fermentación. Sin embargo, a diferencia de los anaerobios estrictos, toleran la presencia de oxígeno sin sufrir daños. Streptococcus pyogenes, causante de infecciones como la faringitis estreptocócica, es un ejemplo representativo de este grupo.

Comprender las necesidades de oxígeno de los microorganismos es crucial en áreas como la microbiología médica, la industria alimentaria y la biotecnología. Nos permite no solo identificar y clasificar microorganismos, sino también desarrollar estrategias para su cultivo, control y manipulación, optimizando su uso en diversas aplicaciones.