¿Cómo se clasifican los agentes antimicrobianos?

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Existen tres tipos de agentes antimicrobianos para la salud pública según su capacidad para eliminar o inhibir microorganismos: esterilizantes, desinfectantes y antisépticos.

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La Clasificación de los Agentes Antimicrobianos: Una Perspectiva de Salud Pública

La lucha contra los microorganismos patógenos es fundamental para la salud pública. Para lograr este objetivo, disponemos de una variedad de agentes antimicrobianos, sustancias químicas o físicas que eliminan o inhiben el crecimiento de estos microorganismos. Su clasificación, sin embargo, no es arbitraria, sino que se basa en su capacidad de acción y en el entorno donde se aplican. Una clasificación crucial, desde la perspectiva de la salud pública, se basa en tres categorías principales: esterilizantes, desinfectantes y antisépticos. Aunque a menudo se usan indistintamente en el lenguaje coloquial, sus diferencias son significativas y determinan su aplicación apropiada.

1. Esterilizantes: Representan el nivel más alto de control microbiano. Estos agentes son capaces de eliminar todas las formas de vida microbiana, incluyendo bacterias (vegetativas y esporas), hongos (levaduras y mohos), virus y priones. Su acción es completa y permanente, dejando una superficie o objeto completamente libre de microorganismos viables. Debido a su potencia, los esterilizantes suelen ser utilizados en entornos donde se requiere un nivel de asepsia absoluto, como en quirófanos, salas de cirugía y la preparación de materiales médicos críticos. Ejemplos de métodos de esterilización incluyen la autoclavação (vapor a alta presión y temperatura), la esterilización por óxido de etileno y la irradiación.

2. Desinfectantes: A diferencia de los esterilizantes, los desinfectantes reducen o eliminan la mayor parte de los microorganismos presentes en una superficie inanimada. Sin embargo, no garantizan la eliminación completa de todas las formas de vida microbiana, especialmente las esporas bacterianas. Se utilizan para reducir la carga microbiana en objetos y superficies, disminuyendo el riesgo de infección. La elección del desinfectante dependerá del tipo de microorganismo a combatir y del material a tratar. Ejemplos comunes incluyen hipoclorito de sodio (lejía), alcohol etílico, amonios cuaternarios y compuestos fenólicos. Es crucial destacar que, aunque efectivos, los desinfectantes no son adecuados para la esterilización de instrumentos médicos que entrarán en contacto con tejidos corporales.

3. Antisépticos: Esta categoría engloba los agentes antimicrobianos aplicados sobre tejidos vivos para reducir la carga microbiana. A diferencia de los desinfectantes, los antisépticos deben ser relativamente no tóxicos para los tejidos humanos. Su objetivo principal es prevenir la infección en heridas, piel y mucosas. La eficacia de los antisépticos puede variar dependiendo del microorganismo y de la concentración utilizada. Ejemplos incluyen el yodopovidona, el alcohol isopropílico, el clorhexidina y algunos compuestos fenólicos de baja toxicidad. Es fundamental que la aplicación de antisépticos se realice de acuerdo a las indicaciones, evitando el uso indiscriminado o prolongado que podría resultar en irritación o daño tisular.

Conclusión:

La correcta clasificación de los agentes antimicrobianos es esencial para la práctica segura y eficaz de las medidas de control de infecciones en salud pública. Cada tipo de agente, esterilizante, desinfectante y antiséptico, posee un rol específico y su uso inadecuado puede comprometer la efectividad del control microbiano, con consecuencias negativas para la salud. Por ello, la comprensión de sus diferencias y aplicaciones es fundamental para profesionales de la salud y cualquier persona involucrada en la prevención y control de infecciones.