¿Cómo se ve el flujo por ovulación?

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La textura del flujo vaginal cambia durante el ciclo menstrual. Antes de la ovulación, puede ser cremoso y blanco. En el momento de la ovulación, se vuelve transparente, elástico y similar a la clara de huevo, indicando alta fertilidad. Posteriormente, disminuye notablemente, volviéndose escaso o inexistente.
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El Flujo Vaginal: Un Indicador de la Fertilidad

El flujo vaginal, a menudo pasado por alto, es una señal crucial del estado hormonal femenino y, por tanto, un indicador de la fertilidad. Su textura y consistencia varían a lo largo del ciclo menstrual, ofreciendo información valiosa sobre la probabilidad de concepción. Entender estos cambios nos permite conocer mejor nuestro propio cuerpo.

Antes de la ovulación, el flujo suele ser espeso, cremoso y de un tono blanco o ligeramente lechoso. Esta consistencia se debe a los niveles de estrógenos que, si bien van en aumento, no han alcanzado aún su pico máximo. Esta fase prepara el sistema reproductivo para la llegada del óvulo y la esperma. Es importante destacar que no se debe confundir esta fase con una infección; la observación de cambios en el ciclo es fundamental para el entendimiento.

En el momento crucial de la ovulación, se produce un cambio significativo. El flujo se transforma en un aspecto clave de la fertilidad: es transparente, elástico y tiene la consistencia de una clara de huevo. Esta fase, conocida como fase de alta fertilidad, indica la mayor probabilidad de concepción. La textura elástica y viscosa del flujo facilita la movilidad de los espermatozoides y crea un ambiente favorable para que lleguen al óvulo. Esta es la ventana ideal para la concepción, si se desea un embarazo.

Tras la ovulación, los niveles de estrógenos descienden y el flujo vuelve a modificarse. Se vuelve escaso, seco o incluso casi inexistente. Esta fase es un indicador de que la ventana fértil ha pasado y que el cuerpo se prepara para un nuevo ciclo.

Es importante recordar que estos cambios son generales y pueden variar de una mujer a otra. La observación y el conocimiento del propio ciclo menstrual, incluyendo la temperatura basal y la observación del flujo, pueden proporcionar una mejor comprensión de la fisiología femenina y la probabilidad de concepción. No obstante, si se detectan cambios inusuales en el flujo, como un olor desagradable, irritación o picor, se recomienda consultar con un profesional de la salud para descartar cualquier afección médica.