¿Cuál es la diferencia entre purgante y laxante?

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La diferencia principal radica en su efecto. Los laxantes facilitan la expulsión de heces más suaves y sólidas, aliviando el estreñimiento leve. En cambio, los purgantes provocan una evacuación intestinal abundante y acuosa, utilizada para limpiar el intestino antes de procedimientos médicos o en casos de estreñimiento severo, aunque su uso debe ser estrictamente supervisado.

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Diferencias entre purgantes y laxantes

Tanto los purgantes como los laxantes se utilizan para facilitar la evacuación intestinal, pero existen diferencias notables entre ellos.

Mecanismo de acción

Los laxantes funcionan suavizando y ablandando las heces, facilitando su expulsión. Suelen actuar estimulando la producción de agua y electrolitos en el intestino, lo que aumenta el volumen de las heces.

Por otro lado, los purgantes tienen un efecto más drástico. Actúan irritando el revestimiento del intestino, lo que provoca una evacuación abundante y acuosa. Esta acción se debe a que estimulan los nervios del intestino, desencadenando contracciones musculares que expulsan el contenido intestinal.

Usos

Los laxantes se utilizan para aliviar el estreñimiento leve. También pueden usarse para preparar al intestino para ciertos procedimientos médicos, como la colonoscopia.

Los purgantes, por otro lado, se utilizan principalmente para limpiar el intestino antes de procedimientos médicos o diagnósticos. También pueden utilizarse en casos de estreñimiento severo, pero su uso debe ser estrictamente supervisado por un profesional de la salud.

Duración del efecto

Los laxantes suelen tener un efecto más rápido que los purgantes. Los efectos de un laxante pueden notarse en pocas horas, mientras que los de un purgante pueden tardar varias horas o incluso un día en aparecer.

Seguridad

Los laxantes generalmente se consideran seguros para uso ocasional. Sin embargo, el uso excesivo puede provocar deshidratación, desequilibrio electrolítico y dependencia.

Los purgantes son más potentes que los laxantes y pueden tener efectos secundarios más graves. Pueden provocar deshidratación grave, desequilibrio electrolítico e incluso daño intestinal. Por lo tanto, el uso de purgantes debe limitarse a situaciones específicas y bajo supervisión médica.