¿Cuándo deja de ser un peligro la muerte de cuna?

Más allá de los seis meses: ¿Cuándo deja de ser un peligro la muerte de cuna?

La muerte súbita del lactante (también conocida como muerte de cuna o SMSL) es una de las mayores preocupaciones para los padres de recién nacidos. La incertidumbre sobre cuándo este riesgo disminuye significativamente genera angustia y preguntas constantes. Si bien no existe una fecha mágica en la que desaparezca completamente el peligro, la buena noticia es que la probabilidad se reduce drásticamente a partir de los seis meses de edad.

Es fundamental comprender que el riesgo de SMSL no se desvanece de un día para otro, sino que disminuye progresivamente. La mayor incidencia de muertes súbitas se registra entre los dos y cuatro meses de vida. Este periodo crucial exige una máxima vigilancia y la aplicación rigurosa de las recomendaciones de seguridad para dormir. La atención parental extra, la observación constante y la creación de un entorno seguro para el bebé son vitales durante estos meses de mayor vulnerabilidad.

Aunque el riesgo disminuye significativamente después de los seis meses, no desaparece por completo hasta aproximadamente el primer año de vida. Por lo tanto, si bien la probabilidad de SMSL se reduce considerablemente a partir de la mitad del primer año, los padres deben mantener una actitud vigilante y seguir practicando hábitos seguros para dormir hasta que el bebé cumpla un año.

Este descenso del riesgo a partir de los seis meses se relaciona con varios factores: el bebé gana peso y fuerza, su sistema nervioso central se desarrolla, y la capacidad de autorregular su respiración y temperatura corporal mejora. Aun así, la persistencia de factores de riesgo como el tabaquismo materno, el consumo de drogas o alcohol durante el embarazo, o un entorno de sueño inseguro, puede prolongar el riesgo.

Por lo tanto, la respuesta a la pregunta “¿Cuándo deja de ser un peligro la muerte de cuna?” no es una fecha específica, sino un proceso gradual. Si bien la probabilidad disminuye drásticamente después de los seis meses, la prudencia dicta mantener las precauciones hasta el primer cumpleaños del bebé. La prevención sigue siendo la mejor estrategia. Consultar con el pediatra cualquier duda o inquietud es fundamental para garantizar la seguridad y el bienestar del recién nacido. La tranquilidad de los padres, sustentada en la información y la práctica de hábitos seguros, es esencial para el desarrollo saludable del bebé.