¿Cuándo hay que preocuparse por los mareos?

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La aparición repentina e intensa de mareos, especialmente si se acompaña de dolor de cabeza severo o dolor torácico, requiere atención médica inmediata. Mareos recurrentes, prolongados o inexplicables también justifican una consulta médica para determinar la causa y el tratamiento adecuado.
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Cuándo los mareos son motivo de preocupación

Los mareos son una sensación común que la mayoría de las personas experimentan en algún momento de sus vidas. Sin embargo, hay ciertas situaciones en las que los mareos pueden ser un indicador de una afección subyacente grave que requiere atención médica inmediata.

Mareos repentinos e intensos

La aparición repentina e intensa de mareos, especialmente si se acompaña de los siguientes síntomas, requiere atención médica inmediata:

  • Dolor de cabeza severo
  • Dolor torácico
  • Dificultad para respirar
  • Entumecimiento o debilidad en un lado del cuerpo
  • Pérdida del conocimiento

Estos síntomas pueden indicar una afección grave, como un accidente cerebrovascular, un ataque cardíaco o una embolia pulmonar.

Mareos recurrentes, prolongados o inexplicables

Incluso si los mareos no son repentinos o intensos, pueden ser motivo de preocupación si:

  • Son recurrentes
  • Durán mucho tiempo
  • No tienen una causa obvia

Los mareos recurrentes o prolongados pueden ser causados por una variedad de afecciones, como:

  • Enfermedad del oído interno
  • Anemia
  • Deshidratación
  • Medicamentos
  • Hipertensión
  • Hipotiroidismo

Otros síntomas que acompañan a los mareos

Además de los síntomas mencionados anteriormente, existen otros síntomas que, cuando se combinan con mareos, pueden indicar una afección subyacente grave:

  • Náuseas y vómitos
  • Sudoración
  • Palidez
  • Visión borrosa
  • Sensación de desmayo

Cuándo consultar a un médico

Si experimentas mareos repentinos e intensos acompañados de cualquiera de los síntomas descritos anteriormente, busca atención médica inmediata. También debes consultar a un médico si tus mareos son recurrentes, prolongados o inexplicables.

El médico realizará un examen físico, revisará tu historial médico y puede ordenar pruebas adicionales, como análisis de sangre o una tomografía computarizada, para determinar la causa de tus mareos. El tratamiento dependerá de la afección subyacente.