¿Cuándo no se debe nadar?

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Se debe evitar nadar si se tiene un sistema inmunitario debilitado, si se está embarazada o si se es niño pequeño, debido al riesgo de infecciones como la criptosporidiosis, cuyos síntomas pueden ser graves, incluso mortales, en personas vulnerables.

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¡Ojo al agua! Cuándo es mejor evitar un chapuzón

Nadar, ya sea en la piscina, el mar o un lago, es una actividad fantástica para mantenerse en forma y refrescarse. Sin embargo, no siempre es la mejor opción para todos. Aunque generalmente seguro y placentero, hay ciertas circunstancias en las que la alegría de un chapuzón puede convertirse en una preocupación para la salud.

Si bien el agua es un medio divertido y estimulante, también puede ser un vehículo para microorganismos que, en determinadas situaciones, pueden generar infecciones. En particular, es crucial ser consciente del riesgo de contraer enfermedades como la criptosporidiosis, causada por el parásito Cryptosporidium. Este pequeño invasor puede provocar diarrea severa, calambres estomacales, vómitos y fiebre. Aunque generalmente se resuelve por sí sola en personas sanas, las complicaciones pueden ser mucho más graves y, en casos raros, incluso mortales en individuos más vulnerables.

¿Quiénes deben ser especialmente cautelosos antes de zambullirse?

La respuesta reside en la vulnerabilidad del sistema inmunológico. Hay tres grupos principales que deben considerar seriamente posponer su baño:

  • Personas con un sistema inmunitario debilitado: Individuos que padecen enfermedades crónicas, están bajo tratamiento inmunosupresor (como quimioterapia o después de un trasplante), o tienen VIH/SIDA, tienen un sistema inmunitario menos capaz de defenderse de las infecciones. La criptosporidiosis, y otras enfermedades transmitidas por el agua, pueden tener un curso más prolongado y severo en estas personas. Es fundamental consultar con el médico antes de nadar, ya que podría recomendar evitarlo o tomar precauciones adicionales.

  • Mujeres embarazadas: El embarazo implica una serie de cambios fisiológicos que pueden hacer a las mujeres más susceptibles a ciertas infecciones. La criptosporidiosis, por ejemplo, podría deshidratar a la madre y, potencialmente, afectar al feto. Si estás embarazada, consulta con tu médico antes de nadar en aguas públicas, especialmente si no estás segura de la calidad del agua.

  • Niños pequeños: Los niños pequeños, especialmente los bebés y los niños que están aprendiendo a nadar, tienden a tragar agua con mayor frecuencia. Su sistema inmunológico aún en desarrollo los hace más vulnerables a infecciones. Además, la diarrea severa asociada a la criptosporidiosis puede ser especialmente peligrosa para ellos, pudiendo provocar deshidratación rápida. La supervisión constante y el fomento de buenas prácticas de higiene (como no tragar agua y lavarse bien las manos después de nadar) son esenciales, pero en caso de duda, es mejor evitar que naden, especialmente en piscinas públicas con muchos usuarios.

Más allá de estos grupos específicos, recuerda:

  • La calidad del agua es crucial: Infórmate sobre la calidad del agua de la piscina o lugar de baño. Presta atención a las advertencias sobre contaminación.
  • La higiene es clave: Lávate las manos con agua y jabón antes de entrar y después de salir del agua. Dúchate antes y después de nadar.
  • No nades si estás enfermo: Si tienes diarrea o síntomas similares, evita nadar para no contagiar a otros.

En resumen, nadar es una actividad maravillosa, pero la precaución es fundamental. Al tomar decisiones informadas y considerando los factores de riesgo, podemos disfrutar del agua de manera segura y protegernos a nosotros mismos y a los demás de posibles riesgos para la salud. Siempre ante la duda, consulta con tu médico para obtener un consejo personalizado.