¿Cuándo preocuparse por una llaga?

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Si una llaga bucal persiste más de dos semanas a pesar del cuidado personal, empeora, o si experimenta brotes frecuentes (más de dos o tres al año) acompañados de fiebre, diarrea, dolor de cabeza o sarpullido, consulte a un médico inmediatamente.
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¿Cuándo una llaga bucal se convierte en un problema?

Todos hemos experimentado la molestia de una llaga bucal. Esa pequeña úlcera blanca, a veces amarillenta, que aparece en la lengua, las encías o el interior de las mejillas puede ser un verdadero fastidio a la hora de comer, hablar e incluso tragar saliva. En la mayoría de los casos, estas llagas, conocidas médicamente como aftas, son benignas y desaparecen por sí solas en una o dos semanas.

Sin embargo, ¿cuándo debemos preocuparnos por una llaga bucal y buscar atención médica?

Si bien las aftas comunes son inofensivas, existen situaciones que requieren la evaluación de un profesional. Preste atención a las siguientes señales de alerta:

  • Persistencia: Si una llaga bucal no muestra signos de mejora después de dos semanas a pesar de los cuidados caseros, como enjuagues bucales antisépticos y evitar alimentos irritantes, es fundamental consultar a un médico.
  • Empeoramiento: Si la llaga aumenta de tamaño, se vuelve más dolorosa, sangra con facilidad o presenta un aspecto inusual, no dude en buscar atención médica.
  • Brotes frecuentes: Si experimenta más de dos o tres episodios de aftas al año acompañados de otros síntomas como fiebre, diarrea, dolor de cabeza o sarpullido, es importante consultar a un médico para descartar cualquier condición médica subyacente.

Las aftas recurrentes y persistentes pueden ser un síntoma de deficiencias nutricionales, estrés, alergias alimentarias, enfermedades autoinmunitarias, e incluso, en casos raros, un signo temprano de cáncer oral.

No se automedique ni ignore las señales de su cuerpo. Un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado son fundamentales para prevenir complicaciones y garantizar una buena salud bucal. Recuerde que la información aquí presentada no sustituye la consulta con un profesional de la salud.