¿Cuando se tiene insuficiencia renal se orina mucho.?

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En las fases iniciales de la insuficiencia renal crónica, es común orinar más seguido, produciendo orina pálida y espumosa. Este síntoma temprano suele acompañarse de hipertensión arterial y edema en las extremidades inferiores. Estos signos requieren atención médica para un diagnóstico y manejo adecuados.

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Orinar en exceso: ¿Una señal temprana de insuficiencia renal?

La insuficiencia renal, ya sea aguda o crónica, es una condición grave que afecta la capacidad de los riñones para filtrar los desechos de la sangre. Mientras que la imagen popular de la insuficiencia renal se centra en la disminución de la producción de orina, la realidad es más matizada, especialmente en sus etapas iniciales. De hecho, en las fases precoces de la insuficiencia renal crónica (IRC), un síntoma frecuente, aunque paradójico, es el aumento de la micción, es decir, orinar con mucha más frecuencia de lo habitual.

Esta mayor frecuencia urinaria, en las etapas tempranas de la IRC, suele ir acompañada de una producción de orina abundante, de aspecto pálido y espumoso. La orina pálida se debe a que los riñones ya no concentran la orina de manera eficiente, eliminando más agua de lo necesario. La espuma, por otro lado, se debe a una mayor concentración de proteínas en la orina, que pueden ser un indicio de daño renal.

Es crucial entender que este aumento de la micción no es un síntoma definitivo de insuficiencia renal, ya que puede ser causado por diversas otras afecciones. Sin embargo, cuando se presenta junto con otros síntomas, su aparición enciende una señal de alarma.

La poliuria (aumento en la producción de orina) en la IRC temprana se debe a la incapacidad de los riñones dañados para concentrar la orina adecuadamente. A medida que la enfermedad progresa, la función renal disminuye, y paradójicamente, la producción de orina se reduce, llegando incluso a la oliguria (disminución de la producción de orina) o anuria (ausencia de orina). Por lo tanto, el aumento de la micción es un fenómeno que se observa principalmente en las etapas iniciales, antes de que la enfermedad alcance un estadio avanzado.

Además del aumento de la micción con orina pálida y espumosa, otros síntomas que pueden acompañar a las etapas iniciales de la IRC son:

  • Hipertensión arterial: Los riñones juegan un papel crucial en la regulación de la presión arterial. Su disfunción puede llevar a un aumento significativo de la presión sanguínea.
  • Edema: La retención de líquidos, debido a la disminución de la filtración renal, puede causar hinchazón en las extremidades inferiores (tobillos, pies), y en ocasiones, en otras partes del cuerpo.
  • Fatiga y debilidad: La acumulación de toxinas en la sangre puede provocar una sensación general de cansancio y debilidad.
  • Náuseas y vómitos: Son síntomas menos frecuentes en las fases iniciales, pero pueden estar presentes.

Si experimenta un aumento significativo en la frecuencia urinaria, especialmente si se acompaña de orina pálida y espumosa, junto con alguno de los otros síntomas mencionados, es fundamental buscar atención médica de inmediato. Un diagnóstico precoz y un manejo adecuado de la IRC son cruciales para ralentizar la progresión de la enfermedad y mejorar la calidad de vida del paciente. No se automedique ni ignore estos signos. Consulte a un profesional de la salud para una evaluación completa y un plan de tratamiento personalizado.