¿Cuando un diente se rompe, ¿se puede salvar?

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Un diente roto no implica necesariamente su pérdida. Con la atención oportuna de un profesional, es posible repararlo y mantener la salud bucal. Consulta a un dentista para un diagnóstico y tratamiento adecuado.

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¿Fractura dental? No todo está perdido: opciones para salvar tu diente

Una sonrisa deslumbrante es un activo valioso, y la pérdida de un diente puede impactar significativamente nuestra estética, confianza y, sobre todo, nuestra salud bucal. La fractura dental, un evento que puede ocurrir por diversos motivos (traumatismos, bruxismo, caries profundas, etc.), suele generar alarma. Sin embargo, contrariamente a la creencia popular, un diente roto no siempre significa su extracción. La posibilidad de salvarlo depende de varios factores, y una actuación rápida y precisa por parte de un profesional dental es crucial.

La gravedad de la fractura determina el tratamiento a seguir. No es lo mismo una pequeña astilla en el esmalte que una fractura que llega hasta la pulpa (la parte viva del diente). En el primer caso, una simple restauración con composite (resina) podría ser suficiente para recuperar la estética y la funcionalidad del diente. Este procedimiento es mínimamente invasivo y se realiza directamente en la consulta.

Cuando la fractura es más profunda, llegando a la dentina (la capa debajo del esmalte), la intervención puede ser más compleja. El dentista podría optar por una incrustación o una corona dental, dependiendo de la extensión del daño. Las incrustaciones son restauraciones indirectas que se realizan en un laboratorio dental y se cementan sobre el diente, mientras que las coronas cubren toda la superficie visible del diente, protegiéndolo y restaurando su forma original.

Si la fractura alcanza la pulpa dental, la situación se complica. La pulpa, rica en nervios y vasos sanguíneos, es susceptible a infecciones. En estos casos, una endodoncia (tratamiento de conducto) es imprescindible para eliminar la pulpa infectada, limpiar y sellar el conducto radicular, previniendo así futuras complicaciones. Tras la endodoncia, se procede a la reconstrucción del diente con una corona o incrustación para restablecer su función y estética.

Sin embargo, hay situaciones en las que, a pesar de los esfuerzos del dentista, la conservación del diente no es posible. Fracturas severas con pérdida significativa de estructura dental, o la presencia de una infección extensa que comprometa la salud del hueso circundante, pueden requerir la extracción del diente. En estos casos, existen alternativas como implantes dentales, puentes o prótesis removibles para reemplazar el diente perdido y mantener la integridad de la dentadura.

En resumen: Ante una fractura dental, la clave es la actuación rápida y la consulta inmediata con un dentista. Una evaluación profesional permitirá determinar la gravedad del daño y seleccionar el tratamiento más adecuado para salvar el diente, si es posible, o para abordar la situación de la forma más eficaz y menos invasiva posible. No automediques, no esperes que “se cure solo”. Tu salud bucal depende de ello.