¿Cuánto dura el duelo de la persona que deja a la pareja?

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La duración del duelo tras una ruptura amorosa es individual, sin embargo, estudios sugieren un rango aproximado de seis meses a dos años para la mayoría de las personas, un proceso que implica la adaptación emocional a una nueva realidad sentimental.
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El Fantasma del Adiós: ¿Cuánto dura el duelo para quien termina una relación?

A menudo se habla del dolor de quien es dejado, del corazón roto y la difícil tarea de reconstruirse tras una ruptura amorosa. Pero, ¿qué ocurre con quien decide terminar la relación? ¿Acaso el alivio de salir de una situación insatisfactoria borra por completo el dolor? La realidad es mucho más compleja. Si bien la experiencia es distinta, quien toma la decisión de romper también atraviesa un proceso de duelo, un “fantasma del adiós” que le acompaña durante un tiempo variable.

Aunque pueda parecer contradictorio, terminar una relación, incluso una que ya no aporta felicidad, implica una pérdida. Se pierde la compañía, la rutina compartida, los planes de futuro, la identidad como pareja. Y aunque la decisión sea propia y meditada, el duelo es inevitable. Es un proceso de adaptación emocional a una nueva realidad sentimental, una realidad donde el otro ya no está.

La duración de este duelo es tan individual como las huellas dactilares. No existe una fórmula mágica ni un calendario preestablecido. Sin embargo, estudios sugieren que la mayoría de las personas necesitan entre seis meses y dos años para procesar completamente la ruptura, incluso cuando son ellas quienes la inician. Este periodo puede ser más corto o más largo dependiendo de diversos factores, como la duración e intensidad de la relación, el grado de dependencia emocional, la existencia de hijos en común, la red de apoyo social disponible y la forma en que se gestionen las emociones.

El duelo de quien deja a su pareja no siempre se manifiesta con la misma intensidad que el de quien es dejado. En ocasiones, la tristeza se mezcla con alivio, la culpa con la liberación. Pueden aparecer sentimientos de ambivalencia, dudas sobre la decisión tomada e incluso una especie de “síndrome del superviviente”, donde la persona se pregunta si hizo lo correcto.

Es importante destacar que no hay una forma “correcta” de vivir este duelo. Algunas personas pueden necesitar más tiempo para procesar la ruptura, mientras que otras se adaptan con mayor rapidez. Lo fundamental es permitirse sentir las emociones, sin juzgarlas ni reprimirlas. Buscar apoyo en amigos, familiares o un profesional de la salud mental puede ser de gran ayuda para transitar este proceso de manera saludable.

En definitiva, terminar una relación, aunque sea la decisión correcta, implica un proceso de duelo. Reconocer la existencia de este duelo, permitirse sentir las emociones y buscar apoyo cuando sea necesario, son pasos fundamentales para cerrar un capítulo y comenzar a escribir uno nuevo, con mayor plenitud y consciencia.