¿Cuánto dura la falta de olfato y gusto por covid?

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La recuperación del olfato y el gusto tras la COVID-19 varía según la persona y la severidad de la infección. Generalmente, se restablecen en un promedio de ocho días en casos leves, pudiendo extenderse hasta tres semanas en casos más graves. Algunos individuos pueden experimentar alteraciones persistentes.

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El Desafío Invisible: ¿Cuánto Tiempo Perdura la Pérdida del Olfato y el Gusto Tras el COVID-19?

La pandemia de COVID-19 trajo consigo una serie de síntomas inusuales, pero la pérdida del olfato (anosmia) y del gusto (ageusia) se convirtieron en uno de los marcadores más distintivos de la enfermedad. Para muchos, la incapacidad de disfrutar de los sabores y aromas que dan color a la vida se convirtió en una experiencia frustrante y, a veces, incluso angustiante. Pero, ¿cuánto dura realmente esta pérdida y qué podemos esperar después de contraer el virus?

La duración de la pérdida del olfato y el gusto post-COVID-19 no es una ciencia exacta. Varía significativamente de persona a persona, estando intrínsecamente ligada a la severidad con la que la infección golpeó al organismo. En casos leves de COVID-19, la buena noticia es que la recuperación suele ser bastante rápida. Generalmente, el olfato y el gusto regresan en un promedio de ocho días. Imagina volver a saborear tu café matutino o disfrutar del aroma de las especias en tu comida favorita en poco más de una semana.

Sin embargo, la realidad puede ser diferente para aquellos que han experimentado una forma más severa de la enfermedad. En estos casos, el proceso de recuperación puede extenderse considerablemente. Es posible que la restauración completa del olfato y el gusto tarde hasta tres semanas. Durante este tiempo, la paciencia es clave, así como mantener una comunicación abierta con el médico.

Pero, ¿qué ocurre cuando la pérdida del olfato y el gusto persiste más allá de estas tres semanas? Desafortunadamente, algunos individuos se enfrentan a una realidad aún más desafiante: experimentar alteraciones persistentes en el olfato y el gusto a largo plazo. Esto puede manifestarse de diversas maneras:

  • Parosmia: La percepción de olores distorsionados. Un aroma agradable, como el del café, puede percibirse como desagradable, incluso nauseabundo.
  • Fantosmia: La percepción de olores que no están realmente presentes.
  • Ageusia parcial: La incapacidad de percibir ciertos sabores, como el dulce o el salado.
  • Hipogeusia: Una disminución general en la capacidad de saborear.

La causa exacta de estas alteraciones persistentes aún se está investigando, pero se cree que está relacionada con el daño que el virus causa a las células nerviosas olfativas y gustativas, y con el tiempo que tardan estas células en regenerarse.

¿Qué se puede hacer para acelerar la recuperación? Si bien no existe una cura mágica, algunos estudios sugieren que el entrenamiento olfativo puede ser beneficioso. Este proceso implica oler conscientemente una variedad de aromas diferentes (como limón, clavo, eucalipto y rosa) varias veces al día, concentrándose en cada uno y tratando de evocar recuerdos asociados a esos olores.

Es crucial recordar que la recuperación del olfato y el gusto es un proceso individual. Si la pérdida persiste o se manifiesta de manera alterada, es fundamental consultar a un médico especialista, como un otorrinolaringólogo, para una evaluación y un tratamiento adecuado. Aunque la pérdida del olfato y el gusto puede ser una experiencia desalentadora, la mayoría de las personas terminan recuperándose por completo con el tiempo y el cuidado adecuado. La clave reside en la paciencia, la perseverancia y la búsqueda de apoyo médico cuando sea necesario.