¿Cuánto es lo máximo que ha durado una persona en coma?

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Edwarda OBara, una estadounidense, ostenta el récord del coma más largo registrado médicamente. Tras una neumonía y un shock diabético en 1969, a sus 16 años, permaneció en coma durante 42 años. Su caso es excepcional por su duración extrema.
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El coma, ese estado de inconsciencia profunda y prolongada, nos confronta con la fragilidad de la existencia y la asombrosa capacidad del cuerpo humano para resistir. Si bien la mayoría de los comas duran días o semanas, existen casos excepcionales que desafían los límites de la comprensión médica. La pregunta sobre cuánto tiempo puede una persona permanecer en este estado nos lleva a la historia de Edwarda O’Bara, una mujer estadounidense cuyo nombre se ha grabado en los anales de la medicina por ostentar el récord del coma más largo jamás registrado.

En 1969, a la temprana edad de 16 años, la vida de Edwarda dio un giro drástico. Una neumonía, combinada con un shock diabético, la sumió en un coma profundo del cual no despertaría durante las siguientes cuatro décadas. Cuarenta y dos años. Un lapso de tiempo que abarca la mayor parte de una vida, un periodo en el que el mundo exterior seguía su curso mientras Edwarda permanecía atrapada en un silencio indescifrable.

Su madre, Kaye O’Bara, se convirtió en su incansable guardiana, dedicando su vida a cuidar de Edwarda. Día tras día, durante esos 42 años, Kaye le leía, le hablaba, le cantaba y le proporcionaba los cuidados necesarios para mantenerla con vida. Un acto de amor incondicional que se prolongó hasta el fallecimiento de Kaye en 2008. Posteriormente, la hermana de Edwarda asumió la responsabilidad de su cuidado.

El caso de Edwarda O’Bara no solo es impactante por la duración extrema del coma, sino también por las interrogantes que plantea. ¿Qué sucedía en su mente durante ese tiempo? ¿Qué mecanismos le permitieron sobrevivir durante tantos años en ese estado? La ciencia aún no tiene respuestas definitivas a estas preguntas, lo que convierte a su historia en un misterio médico fascinante y conmovedor.

Más allá de los récords y las cifras, la historia de Edwarda nos recuerda la importancia del cuidado, la dedicación y el amor incondicional, especialmente en situaciones de extrema vulnerabilidad. Su vida, aunque silenciada por el coma, resonó en el mundo a través de la devoción de su familia y continúa inspirando asombro y reflexión sobre los misterios de la conciencia humana. Su caso, sin duda, marca un hito en la historia de la medicina y nos invita a profundizar en la comprensión de este complejo estado de inconsciencia.